José Manuel Gómez Gufi
Antonio Canales triunfó el domingo en Madrid y fue despedido entre oles, vítores y aplausos. La faena comenzó con la presentación de Blanca del Rey que nos recordó que Antonio nunca baila una soleá de la misma manera, ni ese palo, ni ningún otro. Antonio es un bailaor de dibujos animados.
Comenzó recordando unos tangos de Camarón y la cosa sonaba a “Fantasía” la obra maestra de Walt Disney en la que Micky (el ratón) dirige la orquesta en el papel de “El aprendiz de brujo”. Antonio, ahora es el bailaor estelar y da paso al violín de Bernardo Parrilla que suena flamenco porque hay un pedazo de flamenco detrás del instrumento tanto, que a veces se nos olvida de que toca el violín.
Al rato el bailaor señala al coro femenino, Angela y Tere Bautista, que cantan al unísono y vienen a completar esa tendencia de acometer el compás a pares (Mellis o Makarinos) y, de momento, lucen al lado de Canales. Es lo que hemos visto en las tres últimas décadas, mucha gente que brilla al lado de Antonio Canales. Hasta el punto que los fans de Canales le venían reclamando que bailara más y así se presenta con un espectáculo creado al calor del nuevo flamenco en los años noventa. Su momento de eclosión y un periodo histórico que ya casi nadie ve como una ruptura.
En el grupo musical se difuminan las escuelas de procedencia, ojo, sin contrarrestar ninguna de las cualidades y así tenemos artistas procedentes de Jerez (Bernardo Parrilla) Morón (David El Galli, cante) o Caño Roto (Lucky Losada, cajón, Jesús del Rosario y Ramón Jiménez, guitarras). Con Canales todos tienen la oportunidad de brillar sin que el asunto se convierta en una enojosa sucesión de talentos individuales.
LA DOSIS Y LA SOBREDOSIS
Canales cada día baila mejor y no importa que su figura haya crecido hasta el punto que se parece mucho al genio de la lámpara, un personaje socarrón que sólo atiende un deseo, mostrar al genio que lleva dentro y eso no se mide en TPM (taconazos por minuto). El bailaor sabe que es tan importante lo que se baila como lo que no y en un mundo que ha estado en incontables ocasiones al borde de la sobredosis se valora tanto la música como el silencio.
De hecho todo parece improvisado, va Parrilla y frota la lámpara y ahí viene el genio a su cita con el compás y la gente se vuelve loca de contenta. Sólo faltó que bailara descalzo como el día anterior en el fantástico concierto “A Galeano” del guitarrista Rycardo Moreno en el que el batería Marc Miralta se pasó todo su concierto tocando con escobillas que viene a ser como bailar descalzo o con mocasines.
Canales había anunciado su compromiso con los tacones y nos encontramos con su compromiso con el arte. Y así lo entendieron sus seguidores que a ratos parecía que venían del fútbol y no podía ser por que a esa hora jugaba la selección española.
Fotografías & videos – Rafael Manjavacas