Resumen: 'Antonio Campos en directo, Corral del Carbón'
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Texto y fotos: Estela Zatania Cante: Antonio Campos. Guitarra: Dani Méndez. Piano: Pablo Suárez. Chelo: José Luís López. Palmas: Carlos Grilo, Luís Cantarote, Bobote. Cuando en otras comarcas los aficionados se están retorciendo las manos ante la escasez de jóvenes dispuestos a defender el cante clásico, de Granada no paran de salir cantaores excelentes, comprometidos con el mejor cante, sin miramientos ni prejuicios. El pasado jueves, en el nuevo Teatro Caja Granada, Antonio Campos presentó su primer disco en solitario “Antonio Campos en directo, Corral del Carbón”. Con 37 años y una larga e intensa trayectoria, es probable que en otra época este cantaor estaría circulando como solista, pero los tiempos han cambiado, es un mercado difícil para la música en general y el flamenco clásico en particular. Hace años que la voz de Campos es una de las más solicitadas por las compañías de baile: Mario Maya, Antonio Canales, Manuela Carrasco, Merche Esmeralda, Javier Barón, Rocío Molina, Javier Latorre, Farru, Belén Maya o Joaquin Grilo entre muchos otros lo han requerido.
“Corral del Carbón” se grabó en Granada en una actuación en el lugar emblemático del mismo nombre, y ahora ese directo ha quedado plasmado en CD. Además de los temas de aquella noche, el recital de presentación se completó con una interpretación sorprendente de soleá apolá al piano de Pablo Suárez con el chelo de José Luís López. El público quedó embelesado con la capacidad de Campos de abrir el grifo del duende incluso a piano, porque no se dejó dominar por el instrumento sino que cantó con entrega, arriesgándose y buscándose como si cantara a guitarra. También había nivel en guitarra con el moronense Daniel Méndez. Acompañó a Antonio Campos que puso su voz brillante, flamenca y potente a romance, a malagueñas con una expresiva lectura de cante abandolao para rematar y unas cantiñas sorprendentemente sabrosas teniendo en cuenta lo lejos que queda el olor a salitre. A veces los mejores cantaores para baile no crecen en solitario, pero a Campos se le notaba relajado y a gusto, derramando personalidad, exhibiendo conocimientos y su dominio del compás, contrastando poder y delicadeza con el paladar de un veterano. El decir flamenco granadino es muy especial, porque los cantaores de esta zona miran hacia el Levante, pero también tienen un ojo puesto en el triángulo de Sevilla, Jerez y Cádiz. El resultado es un admirable repertorio largo y multi dimensional. Siguiriyas con máximo empaque, y para terminar, un recorrido extraordinario por bulerías que incluía una taranta, cuplé popular, algún guiño hacia Pansequito, detalles personales… El público exigió bis de tangos; en Granada es casi obligatorio, y el cantaor no les defraudó. A las palmas, la garantía ofrecida por Carlos Grilo y Luís Cantarote que también intervienen en la grabación, con Bobote de propina. El cantaor se despidió diciendo “Lo mejor de Granada ha venido desde Madrid para escucharme a mí”, así dándole las gracias al maestro Juan “Habichuela” que había bajado desde la capital para la ocasión con su hijo Antonio Carmona “Ketama”. |