Texto: Sara Arguijo
Fotos: Flamenco Heeren
Baile: Alberto Sellés Cante: Manuel Romero Guitarra: Miguel Pérez Palmas: Roberto Jaén Lugar: Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla Ciclo: Flamenco a 21 Grados Fecha: 23 de julio Aforo: Medio
Cádiz en un chasquido
A sus 24 años Alberto Sellés mueve el aire de la bahía con sus brazos y trae a Cádiz en un chasquido. Su baile viril, visceral y exacto volvió a encantar al público sevillano que lo recibió en el ciclo Flamenco a 21 Grados, que organiza la Universidad de Sevilla junto a la Fundación Cristina Heeren, donde fue alumno aventajado.
Se sabía que no era gratuita su presencia en el elenco del Ballet Flamenco de Andalucía ni casual el Premio Revelación que obtuvo el pasado año en el Festival de Jerez por el espectáculo Las campanas del olvido con el que triunfó en el Teatro Central. Tampoco que José Luis Ortíz Nuevo lo eligiera para formar parte de Divino Tesoro, la propuesta con jóvenes talentos que llevó al Maestranza. Pero es que este jueves, con un formato mucho más reducido y las carencias propias de un tablao al aire libre, el biznieto de Aurelio de Cádiz volvió a dejar claro que a pesar de su juventud es un artista maduro y con carácter.
Sellés es enérgico, pasional, creativo y sensato. Tiene fuerza en los pies y, sobre todo, ideas en la cabeza. Ya sea por levante, tangos o soleares por bulerías el bailaor supo poner en cada baile la carga expresiva necesaria, siendo profundo, sereno o solemne según se le requería.
Aunque, sin duda, antes que con la perfección de sus figuras o de sus giros, nos quedamos con esos brazos que muchos hombres olvidan. Con su forma de contener la emoción con un giro de muñeca. O de atraparnos en los pitos que ejecuta con sus dedos eternos.
Está claro que a Alberto Sellés le queda mucho por pulir y mucho que hacer sino quiere quedarse en la eterna promesa de lo que pudiera haber sido. Pero se le ve listo y tiene sal. Habrá que seguirlo.