Texto: Sara Arguijo
Fotos: F. Cajasol
¡Qué suenen con alegría! Voz: Ainhoa Arteta y Estrella Morente. Teatro de la Maestranza de Sevilla – 21 diciembre 2017
Ficha artística. Título: ¡Qué suenen con alegría! Voz: Ainhoa Arteta y Estrella Morente. Piano: Lucía Moreno. Guitarra: Santiago Lara Vientos-Madera: Diego Villegas. Contrabajo: Antonio Corrales. Percusiones: Eduardo Aguirre de Cárcer. Músicos flamencos. Guitarra: Montoyita. Percusión, palmas y coros: Antonio Carbonell y Pedro Gabarre.
Viéndolas en escena recordé que las dos fueron protagonistas del famoso anuncio de cava en el que sólo tienen cabida las estrellas y que anuncia esa Navidad ajena para la mayoría de los mortales. Unas fiestas marcadas por el lujo, la magia y la elegancia que poco tiene que ver con las reuniones que con todo el empeño se organizan en casas cercanas, por muchos espumillones que colguemos del árbol. Por eso, quizás, nos atrapa al otro lado del televisor. Porque los sueños se construyen desde la fantasía.
Hago esta reflexión porque mucho de esto tenía la propuesta que traían al Maestranza Ainhoa Arteta y Estrella Morente, “las dos grandes damas del bel canto y del flamenco en la actualidad”, como describía el programa. No sólo porque era la primera vez que se veía juntas en un mismo espectáculo a dos artistas que son divas en sus respectivas disciplinas, sino porque la propia propuesta –“Mucho más que un Concierto de Navidad”– prometía ser un evento extraordinario y único que nadie querría perderse.
Así, hasta el teatro acudió lo más granado de la Sevilla acomodada (políticos, empresarios, artistas…) y de esa otra que quiere compartir fila con la primera, al menos por un día. Y a las artistas, desde luego, se les recibió con el mismo entusiasmo con que se espera cada año el citado spot. “Os aseguro que esto no pasa en el Norte”, comentó la soprano cuando el público empezó a hacer palmas a compás y tararear algunas letras populares. –“Sí, pero el Norte nos ha dado a Ainhoa Arteta”, añadió rápida la cantaora granaína mostrando una vez más la admiración y complicidad que evidenciaron durante todo el recital.
Aquí ambas desgranaron, a dúo y por separado, un amplio repertorio de villancicos tradicionales que recorrieron todos los colores musicales desde las ‘Coplas de la Navidad’ (verde), hasta la ‘Paz y Alegría’ (rojo), pasando por las vivencias infantiles (blanco).
En este camino, Arteta brilló y se ganó los primeros “brava” en la Balada del Niño Jesús, en un impresionante Ave María a capela que no querríamos que hubiera terminado nunca y, sobre todo, en la interpretación de Hator hator, un villancico de su tierra que dedicó emocionada a su hija y con el que quiso reivindicar su orgullo por un país “donde los pueblos todos sumamos”. Estrella, por su parte, recurrió a las versiones que ya le conocemos de los Tangos del chavico, los Peregrinitos, Caracol o la Canción de los Pastores, aunque esta vez con distintos arreglos y con una colocación de la voz que buscaba más el lirismo que su registro jondo, más la perfección del tono que el quejío.
De hecho, a pesar de su carisma y su fuerza, a Estrella Morente se le vio más pendiente de la puesta en escena y de asegurar su cante que dispuesta a romperse, como otras veces. Algo que echamos de menos, sobre todo porque la naturalidad, el arrojo y la pasión son las armas que tiene el flamenco frente al inabarcable registro sonoro del que parte la tolosarra. Quien, por cierto, se metió al público en el bolsillo con su simpatía. “Qué trajín tenéis aquí con la Virgen lavaba, y esto y lo otro… nosotros los dejamos tranquilos en el pesebre”, bromeó hasta ganarse un “¡Qué vasca con más arte!”, desde el patio de butacas.
En definitiva, más de hora y media repletas de glamour y envolvente música –donde destacó la luz de los vientos flamencos de Diego Villegas– en la que ambas fueron las burbujas de un brindis tan chispeante como efímero.