Ágora flamenca, lo crudo y lo cocido

Ágora flamenco

Ágora flamenco

La electrónica flamenca a debate, ¿Qué es? y ¿para qué sirve? en la culminación de un Miradas Flamenkas dedicado a las Grecas

Me voy de Vallecas con más preguntas que respuestas. Han pasado 50 años desde la irrupción de la Grecas y parece que el flamenco, la rumba y la música gitana necesitan un debate urgente a todos los niveles.

Reflexionar sobre la identidad musical debería ser tan importante como el maltrato animal, el problema que tiene el flamenco es que los ¿grandes? medios de comunicación han desistido de participar en el debate cultural. Desde dentro del flamenco la sensación es que lo mejor es no menearlo. Las últimas polémicas acabaron mal. El Niño de Elche con un programa en Radio 3 que no escucha ni dios y lo de la apropiación cultural de Rosalía, con la susodicha alejándose del flamenco. En TVE española el programa de toros lo ponen en horario infantil y juvenil los sábados. Eso sí que es identidad nacional.

Ágora es un grupo que “se sumerge en las profundidades del flamenco más ortodoxo y se entrelaza con los matices electrónicos más contemporáneos” Fin de la cita. Manuel Ángel Rojas (no confundir con el coreógrafo) y Arturo Ortiz se presentan en el centro de la escena, espalda con espalda con un ordenador en el centro, cada uno atendiendo piano y sintetizador. La imagen es interesante porque deja al percusionista y batería a la derecha de la escena y a dos estupendos cantaores a la izquierda. ¿Y Laura Vital cuando sale?

-Laura Vital no ha venido porque tenía un asunto familiar más grande que ella misma.
-¡Mecachis!

En el disco “La llave del Ágora” Laura canta dos composiciones, es un disco en el que colaboran La Fabi, Lole Montoya entre otros vocalistas. La cosa promete.

Los fundadores del Ágora están cada uno frente a su teclado mientras por el lado de los cantaores suena una copla con arte y sentido:

“Del convento las campanas
si preguntan por quien doblan
del convento las campanas
dile que doblando están
a mis muertas esperanzas”

No recuerdo si fue en esta o en otra copla en la que el subidón electrónico de las bases programas coincidían con unas palmas a compás bien acompañadas por el batería. El efecto es muy poderoso para los que buscamos alternativas al rock y a la electrónica. Ocurre durante varias fases del concierto. Sin embargo, no todo es sintonía, a veces detectamos incomodidades en el sector flamenco que no se producen cuando se desenchufa el ordenador y Manuel Ángel Rojas empuña la guitarra; ahí el que sufre es el pianista Arturo Ortiz cuya posición está enseñando el culo a sus colegas los cantaores y el tocaor. Todo esto pone de manifiesto que la propuesta escénica está verde. En el momento de brindar el homenaje a las Grecas, regresamos al momento en que José Luis de Carlos decidió poner un fondo de Hendrix y de vanguardia para que volaran aquellas dos gitanas que acababan de llegar de Argentina; es decir, los Ágora regresan al pasado cuando las Grecas eran acústicas. ¿No hay un arreglo electrónico que nos ponga en la órbita de Las Grecas?

Pues se ve que no, que aún no hay conocimiento, actitud y huevos para superar aquella mezcla. Total que el cantaor que ha venido a sustituir a la Vital se acopla unas cuantas rumbas para darnos un ratito de gloria.

Y entonces…¿eso significa que lo de la electrónica flamenca es un camino muerto y/o moribundo?

Pues no, este Agora tiene que madurar, reincidir en bondades y descubrimientos y ya veremos. De momento, el proyecto que mejor ha encajado cante y beats electrónicos es el de Rocío Márquez con Bronquio en el que ambas partes están implicadas en el proceso creativo. Se está desarrollando un lenguaje nuevo y eso necesita un periodo de experimentación. Recuerden lo que ocurrió cuando apareció el Jazz-Flamenco, algunos naufragaron en el intento; otros son leyenda.

Toca justificar el titular. La obra del antropólogo Claude Levi Strauss que en 1964 publicó “Lo crudo y lo cocido” donde teorizaba sobre la lógica de las operaciones simbólicas en materia gastronómica. Es decir: «las tribus que no conocen la cocción de los alimentos por supuesto que no tienen la palabra para decir «cocina» o «cocción». Pero, en consecuencia, no tienen además la palabra para decir «crudo» puesto que el concepto mismo no puede caracterizarse. Eso conduce a Lévi-Strauss a una importante observación: para alcanzar lo real, es necesario de antemano poder hacer abstracción de lo vivido» (wikipedia).

¡Ejem! A estas alturas creo que no quedan tribus salvajes sin móviles ni coca-colas. Así que es más interesante readaptar la teoría a las ensaladas (Lo crudo) y la olla a presión (Lo cocido) y ya si eso, ustedes/vosotros lo encajan con el flamenco y la electrónica si tienen un ratito pa pensar. ¡Salud! y ¡Felices Zambombas!

Vídeo cedido por el festival Miradas FlamenKas – Comunidad de Madrid

 
 
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