50 Festival Internacional del Cante de las Minas – Enrique Morente

Texto: Estela Zatania
Fotos: Rafael Manjavacas

Resumen: 50 Festival Internacional del Cante de las Minas – Enrique Morente

50 Festival Internacional de
Cante de las Minas de La Unión.

Enrique Morente
Viernes 6 de agosto, 2300h. La Unión (Cartagena)


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La jornada de viernes en el Festival de La Unión empezó con la conferencia “Las letras del flamenco” del poeta y escritor José Manuel Caballero Bonald, que a continuación recibiría el Premio Extraordinario a las Artes Literarias.  La viceconsejera de Cultura de la Junta de Andalucía presentó la campaña “Flamenco Soy” para la difusión de la candidatura del flamenco para la designación de la UNESCO de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El acontecimiento principal del día fue la actuación en la Catedral del Cante del granadino Enrique Morente, también nombrado para recibir el Castillete de Oro.  En la edición del 2004, Morente ya recibió el homenaje del festival de La Unión.

Como dijo el presentador Juan Ramón Lucas, “Morente es un artista que no deja indiferente a nadie”, una frase que se refiere indirecta y delicadamente a la división de opinión entre los aficionados: en Madrid y Andalucía oriental, el granadino es el número uno, el novamás, máxima figura del cante.  Pero en Andalucía occidental, no siempre goza de la misma aceptación.  Es importante tomar nota de esto, porque la noche de viernes, la actuación de Morente en La Unión logró perforar parcialmente esa barrera para ganarse el respeto de muchos del otro “bando”.

 

Si José Menese es el más joven de los viejos maestros, Morente es el más viejo de los vanguardistas.  Curiosamente, ambos maestros nacen en el mismo año 1942, lo cual da elocuente fe de la evolución del flamenco en el último medio siglo, el mismo espacio de tiempo que existe el Festival de La Unión, y que estamos conmemorando este año.  El currículum del granadino evoluciona paralelamente al género al que ha dedicado su vida.  De joven, se dedicó a aprender y absorber los conocimientos que luego le permitirían embarcar en su propio camino sin alejarse demasiado del meollo.

El comienzo no varía, Morente en círculo de hombres con luz cenital, sus tonás, su reverb y su gente de siempre, el sólido apoyo vocal y percusivo de Antonio Carbonell, Angel Gabarre y Enrique Morente hijo, el compás de Bandolero, la excelente guitarra de David Cerreduela y la extraordaria participación del muy admirado Rafael Riqueni.  Hermosos arreglos de voces sobrepuestas hacen que parezca más cántico que cante.

Del círculo y de pie, pasan a la mesa y los nudillos.  Las guitarras tocan una clásica falseta de entrada para la caña, y el cantaor responde con su admirable versión de este cante semi olvidado del que difícilmente se saca mas jugo de lo que hace Morente

Las alegrías lucen un arreglo meticulosamente trabajado.  Es la moda, sacrificar espontaneidad a cambio de belleza, un trato que Morente maneja bien gracias a los conocimientos que le permiten alternar estilos clásicos con creaciones originales, de modo que el aficionado siempre tenga donde agarrarse.

La misma pauta de cante clásico para aderezar creaciones personales es el motor que mueve el compás de tientos.  Malagueña de Chacón se disuelve en cante abandolao, y una modulación musical hace posible el fandango de Albaycín para rematar.  A continuación, siguiriyas, o al menos el compás de siguiriyas, porque Morente se sirve de la misma libertad de repertorio que otros reivindican sólo para las bulerías. 

Nuevamente con la formación en círculo, el granadino lo pone difícil a los que suelen citar su supuesta deficiencia por bulerías.  A palo seco, con una gran variedad de estilos, tanto cortos como de canción, no se le nota inseguro ni acomplejado, y el galáctico baile de Gabarre junior responde sin esfuerzo al colchón rítmico.  Pero no es el fin de fiesta, todavía falta el cante levantino estilizado y amorentizado, taranto a compás como si hubiera baile, un poco del tic-toc del Pequeño Reloj, tangos como buen granadino que es y más abandolao para completar casi dos horas de actuación sin descanso.


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