Texto: Estela Zatania
Fotos: Rafael Manjavacas
Resumen: 50 Festival Internacional del Cante de las Minas – Ballet Nacional de España – Café de Chinitas
50 Festival Internacional de
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Coreografía e interpretación: José Antonio. Música: Ocho canciones populares de Federico García Lorca. Músicos: Chano Domínguez y grupo con Marina Albero (teclado), Jordi Bonell (guitarra), Guillermo McGuill (batería) y Mario Rossy (bajo). Artista invitada: Esperanza Fernández. Cante: Momi de Cádiz, Sebastián Cruz. Guitarra: Diego Losada, Enrique Bermúdez, Jonathan Bermúdez. Palmas y percusión: Amador Losada. Bailaores principales: Elena Algado, Miguel A. Corbacho. Primeros bailarines: Cristina Gómez, Jesús Carmona, Sergio García. Solistas: Aloña Alonso, Esther Esteban, Jéssica de Diego, Tamara López, José Manuel Benítez, Juan Manuel Buzón, Eduardo Martínez, Isaac Tovar. Cuerpo de baile: Maribel Alonso, Mercedes Burgos, Sara Calero, Lucía Campillo, Carmen McCoy, Frida Madeo, Lola Maeso, Virgina Moro, Sara Nieto, Mª José Ramón, Yumi Saeki, Inmaculada Sánchez, Fco. Javier Caraballo, Jaime Cava, Antonio Correderas, Cristián García, José Manuel García, Alejandro García, Raúl González, Jonathan Guijarro, Antonio Jiménez, Ángel Lara, Álvaro Marbán, Alfredo Mérida. Percusionista: Samuel Flores. Piano: José Álvarez, Juan José Sánchez. El pueblo de La Unión está de fiesta para conmemorar las bodas de oro del Festival Internacional de Cante de Las Minas. Hace medio siglo, poco se hubiera podido imaginar Juanito Valderrama (1916-2004), el cantaor que animó a la creación de este festival y concurso que puso la localidad en el mapa flamenco, que se llegaría tan lejos, que incluso en tiempos de crisis económica se lograría un programa de actuaciones y actividades paralelas de tal magnitud y que la fama de La Unión y su festival llegaría a figurar en las noticias culturales del mundo entero. También es posible que se rascaría la cabeza recordando la intención original suya y de los dirigentes de aquel entonces de recuperar, conservar y cultivar el cante autóctono de La Unión, puesto que la criatura ha crecido y se ha adaptado al flamenco “globalizado” que está a la orden del día. Después de varios días de preliminares y preludios, incluyendo el pregón del presidente de la Comunidad Autónoma de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, una misa minera en homenaje a los mineros y diversos reconocimientos, la fastuosa edición del 2010 anoche ofreció la primera de las seis galas programadas. El Ballet Nacional de España, bajo la dirección de José Antonio, presentó su producción (porque es mucho más que una obra) “Café de Chinitas”. La iconografía de Dalí y el simbolismo y música de Lorca conforman un denso cuerpo conceptual con el sabor destilado de una época de guerra y represiones, y de una inquietud intelectual generalizada. El genio de José Antonio, coreógrafo y director, y Chano Domínguez, responsable de la interpretación musical, se aúnan magistral y perfectamente en Café de Chinitas para recrear ese feeling tan particular, trasladándolo a nuestros tiempos sin perder un ápice de su relevancia original. Los temas eternos del ser humano, vida, muerte y sexo, son representados mediante un acertado surrealismo que además de provocar, es sumamente entretenido. Ha sido poco teatro para mucha obra, pero el equipo técnico hizo lo que pudo para adaptar el antiguo mercado público, remodelado y rebautizado hace años para convertirse en la “Catedral del Cante”, para lucir esta mega producción lo mejor posible. Estrenada en 1943 de la mano de Argentinita, se han conservado la música de Lorca y los espectaculares telones de fondo de Dalí, pero la realización actual es fruto de la mente fértil de José Antonio. Sería fácil citar el derroche de recursos como garantía del éxito, pero basta con recordar numerosas obras recientes que han mermado las arcas públicas sin cuajarse en trabajos viables. Aquí se puede emplear el calificativo “ambicioso” sin que sea eufemismo para “grandes intenciones fracasadas”. Desde el misterioso colchón tonal que ambienta a los ciclistas que circulan lentamente con tocas de barras gigantes de pan, embarcamos en un viaje al fondo de la mente de los creadores de Café de Chinitas donde las versiones de Lorca de canciones populares como el Zorongo, Los Cuatro Muleros, Las Tres Hojas, La Tarara, el Anda Jaleo o la misma Café de Chinitas entre otras, sirven de fondo aparentemente inocente sobre el cual se pintan imágenes inquietantes y provocativas. La frialdad de un numeroso cuerpo de baile moviéndose como una sola pieza, es aliviada espectacularmente por la personalidad y calor de Esperanza Fernández, una especie de hada madrina cantaora, sin la cual cuesta imaginar este espectáculo. Pero la actuación estelar que será recordada durante muchos años por ser literalmente “inolvidable”, es la intervención de José Antonio. Vestido esperpénticamente de travestí maduro, sentado en el famoso sofá de Dalí en forma de labios rojos, abanicándose, luego bailando, actuando e interactuando con Esperanza, para acabar perseguido y detenido por las fuerzas de orden, tiene el poder del mejor teatro bailado que te deja entre risas y lágrimas. Esta soberbia representación en La Unión es la despedida de los escenarios de José Antonio, después de una vida entera dedicada al baile y la danza. Así ha sido el brillante inicio de la serie de espectáculos que celebra medio siglo del festival de las minas, y los invitados a la fiesta somos todos los aficionados y amigos del flamenco del mundo entero. |