Resumen: 49 Festival Flamenco del Cante de las Minas. Gala Flamenca: Argentina / Rafael Amargo
XLIX FESTIVAL INTERNACIONAL
DEL CANTE DE LAS MINAS Argentina / Rafael Amargo «Tiempo muerto» |
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Texto: Estela Zatania La agenda cultural de lunes en el Festival Internacional del Cante de las Minas dio comienzo a las ocho de la tarde con una escueta mesa redonda en la cual se trató la persona artística de Antonio Mairena, haciendo hincapié en su histórica intervención en este mismo festival en el año 1974, cuando fue acompañado a la guitarra por Paco de Lucía. La larga noche en el teatro empezó con el recital de la joven cantaora Argentina con las guitarras de José Quevedo “Bolita” y Eugenio Iglesias, la percusión de José Carrasco y las palmas sevillanas de Bobote y Torombo. Con esta mujer, más Arcángel y Guillermo Cano, ya son tres onubenses protagonistas en lo que va de festival. Joven y repleta de facultades, tiene muchas virtudes y algunos desaciertos, pero muchos años por delante para lograr el éxito que claramente ansía. Su cante, cuidado y pulido, muestra muchas horas de estudio y sacrificio. De hecho, no logra deshacerse de la impronta de una academia sevillana que en años recientes ha poblado el paisaje flamenco de cantaoras jóvenes con un decir similar, y un tipo de cante muy apto para el gran público. Tangos, abandolao con toda la energía de bulerías, soleá con aire de soleá por bulería, granaína, mineras, siguiriyas al siete por medio, un tono valiente que maneja con soltura, cantiñas, bulerías y fandangos de su tierra, animando al público a corear el cané de Alosno. Le agobia su traje pantalón cargado de volantes, y el pelo suelto que no para de incordiar, pero profesional que es, logra centrarse en los cantes casi obsesivamente, dibujando sus melismas y modulando la voz con gran sensibilidad. Rafael Amargo, granadino, es uno de esos bailaores que gozan de la peculiar situación de ser querido por el gran público, pero poco apreciado por la afición más arraigada. No logro descifrar el motivo de tan contradictoria condición, pero es posible que tenga que ver con la buena calidad de su baile, y el dudoso planteamiento de sus montajes. Prolífico sí que es; ocho obras con compañía propia en doce años. “Tiempo Muerto” es el sexto trabajo, y según las notas de prensa, se pretende que sea un homenaje a Lola Flores, pero a mí que me registren. Quizás en las letras, originales del mismo Rafael Amargo, haya referencias al respecto – una amplificación problemática impidió que los versos se escucharan bien. Diez músicos y seis bailaoras intervienen en “Tiempo Muerto”, un montaje contemporáneo que abre con siguiriyas a todo gas, y mucha percusión agresiva que no da tregua a lo largo de más de hora y media. Todo el espectáculo es un derroche continuo de energía percusiva al tiempo de amalgama, un exceso de entusiasmo “made in Sacromonte” que logra entusiasmar al público que llena a tope la Catedral del Cante esta noche. Hay insinuaciones discretamente eróticas. Un baile de cuatro mujeres en falda negra y sujetador negro tocando palillos es una curiosa combinación de moderno y clásico. El vestuario guarda una estética basada rigurosamente en blanco y negro, excepto por un mano a mano entre dos bailaoras vestidas de rojo eléctrico y que podría durar la mitad, y el baile por alegrías de Amargo, luciendo el mismo color. Además de cante y guitarra (no hay programa para identificar a los intérpretes), flauta, violín y violonchelo, y la colaboración especial de la veterana María la Coneja, dan vida a este trabajo que a ratos se siente como Mad Max en Granada, pero que al final tiene más puntos admirables que criticables. El fin de fiesta se plasma por tangos, como no podía ser de otra manera. Más información: |