Texto y fotos: Estela Zatania
La Macanita, Tomás de Perrate, Pepe Torres, ..
46ª Caracolá Lebrijana
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NI UN DURO EN LA FALTRIQUERA, Y VIVA LA CAMPIÑA SEVILLANA JEREZANA Reseñar un festival flamenco sin aludir a la galopante crisis económica, se hace punto más que imposible este verano. Pero en lugar de lamentar la desaparición de algunos de estos eventos, o los discretos programas de otros, debemos celebrar la creatividad de los organizadores sobrevivientes, y su ferviente deseo de cultivar el tesoro cultural a pesar de la ausencia del maldito parné.
El flamenco en verano es una tradición tan andaluza como el tinto con casera o la paella en el chiringuito. Y si de Lebrija se trata, un pueblo puntero del arte jondo con el corazón repartido entre Jerez y Utrera, donde todavía se canta sin que haya que haber remuneración por ello, sabemos que la escasez de recursos económicos no puede frenar el entusiasmo. El programa completo de actividades que ha comprendido nueve días, desde el 15 al 23 de julio, fue dedicado en su totalidad al gran cantaor veterano, Curro Malena. Dentro de las actividades paralelas, fue presentado un libro de Ricardo Rodríguez Cosano sobre el artista que el día 19 fue nombrado Hijo Predilecto de Lebrija. También enriquecían la oferta paralela dos conferencias y una exposición gráfica, todo culminando en actuaciones los días 22 y 23 que representaban el meollo de la venerable Caracolá Lebrijana en su cuadragésimo sexta edición. La noche de viernes pintó como la más interesante y completa, y el menguado presupuesto fue manejado con dignidad. Igual que en otros festivales este año, el cartel iba repleto de jóvenes valores, poco conocidos en su mayoría, pero de buen nivel. Eva Ruiz, cantaora local, llenó una larga primera parte con un repertorio variado, acompañada a la guitarra por Salvador Gutiérrez y un percusionista cubano. Cantaora local y producto de una academia de cante… menos mal que le di el beneficio de la duda a pesar de mis temores. La señorita canta, tiene compás, conocimientos y aquello tan escaso hoy en día: personalidad. Prestó su voz limpia, blanca y sincera sin empalagar a malagueñas, alegrías, taranta, soleá apolá y bulerías. Después de un descanso, vendrían dos horas y cuarto de flamenco clásico bajo el epígrafe “Al compás de cuatro tierras”. Cuatro tierras que se comunican en el flamenco como una: Lebrija, Jerez, Utrera y Morón, una comarca dentro de una comarca con un hilo conductor compartido. Algunos se quejaron de la extensión, cosa que no entiendo…es como criticar a un restaurante porque ponen demasiado comida en el plato. Para la que escribe, lo único que se hizo pesado fue el intento amateur de organizar las idas y venidas de los artistas mediante detalles seudo teatrales, o con “jaleos” como antes se llamaban, con todos los artistas coreando supuestamente para tapar las transiciones.
Pero nada de esto pudo estropear el disfrute de momentos destacados…como la siguiriya tan jerezana de Joaquín el Zambo con Pedro Ma. Peña a la guitarra, el romance del Chimenea, los fandangos de Jesús de la Frasquita que recordó a la querida Fernanda o los tangos contemporáneos de Felipa del Moreno vestida de princesa gitana. Tomás de Perrate nuevamente rindió homenaje a su tierra y a su legendario padre por soleá de Utrera, aunque el acompañamiento de Pitín de Utrera fue curiosamente etéreo para tan terrenal decir. Dos figuras lograron encandilar el público definitivamente, ambos “de la frontera”. Acompañada por Manuel Parrilla a la guitarra, la jerezana Tomasa la Macanita, artista madura con voz tostada, vestida de lunares, con el pelo para atrás y toda su flamenquería, cantó su característica soleá por bulería y soleá, logrando esa mezcla tan suya del decir jerezano y el cante y compás utreranos; eso sí que es fusión.
Y la otra frontera, la de Morón, de donde procede Pepe Torres, heredero del arte de su pueblo y familia, no sólo en baile sino también guitarra, muestra de la cual ofreció en público por primera vez la noche de viernes. Arrancó sonidos dolorosamente gastoreños y la nostalgia estaba servida antes de sentar cátedra con su baile clásico, y un estilo que unifica el patio de vecinos con el escenario, una hazaña que ningún otro bailaor logra más eficazmente hoy en día. La noche de sábado la Caracolá Lebrijana del 2011 fue clausurada con el acto de homenaje a Curro Malena, la presentación de los espectáculos “Raíces y Alas” de la Escuela Municipal de Música y Danza, y “Malenísimo”, además de las actuaciones de José de la Tomasa, flamante Compás del Cante, y Chiquetete.
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