Texto y fotos: Estela Zatania
DEDICADA A LA MEMORIA DE MORAÍTO. Pansequito, Vicente Soto, Joaquín Grilo, Tia Juana la del Pipa, Marina Heredia
44 Fiesta de la Bulería |
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Cante: Antonio Peña Carpio “El Tolo”, Pansequito, Juana la del Pipa, Marina Heredia. Baile: Joaquín Grilo y su grupo. UN SENTIDO HOMENAJE A COMPÁS DE FIESTA Otro septiembre, y otras Fiestas de la Vendimia en Jerez con su Fiesta de la Bulería asociada. Esta cuadragésimo cuarta edición estaba dedicada íntegramente a Moraito cuando sólo hace poco más de un mes desde la finalización de su estancia en el planeta, y el dolor sordo y amargo de su ausencia todavía cuelga en el aire. Anoche los presentes respondieron calurosamente con cada referencia al querido guitarrista jerezano y al emotivo homenaje con la presencia de familiares y una proyección audiovisual. Pero había mucho flamenco que despachar, y un sabroso cuadro local, con representantes de las más relevantes familias del flamenco jerezano, rápidamente nos ayudó a interiorizar los malos duendes e invocar a los buenos, armando el mayor taco el hijo de Fernando de la Morena con su decir clonado del padre. A continuación, el Tolo, cantaor joven de Jerez que este año realizó su primera grabación. Con Miguel Salado a la guitarra, Antonio Peña Carpio cumplió con su deber plazuelero y familiar, derrochando sabor por soleá, fandangos y bulerías. El primer peso pesado de la noche fue Vicente Soto ‘Sordera’ con la guitarra de Manuel Valencia. Con la garantía de su estirpe, y más ganas y energía que en otras ocasiones, empezó por tonás. Está en espléndida forma, derrochando el buen eco que conserva intacto incluso después de una vida entera en Madrid donde su famoso padre Manuel se instaló de joven. Dedica la bulería por soleá a su padre, un cantaor que enriqueció mucho estos cantes, dejándoles su impronta inconfundible. Por fandangos, Vicente canta un verso sobre Moraíto que suscita la ovación del público, y termina su intervención con bulerías dedicadas a éste donde mezcla cantes cortos con cuplé clásico.
Pansequito, al que vimos hace dos meses en el Potaje Gitano de Utrera donde tuvo una actuación brillante, volvió a plasmar su magia con Manuel Parrilla a la guitarra. Es otro veterano que sólo va a más, con un chorro de voz misteriosamente bella y rancia que te envuelve y transporta. Por soleá, este cantaor personaliza y crea como otros sólo hacen por bulerías, con cante tan clásico como original, renovando y evolucionado delante de nuestros ojos y oídos. Bulerías redondeó una actuación que fue muy bien recibida por un público que normalmente tiene limitada paciencia para con los cantaores no jerezanos. De hecho, había relativamente poca gente para este evento que en otros años ha logrado reunir a siete u ocho mil almas. No había el habitual jaleo irrespetuoso en las gradas ni el ambiente de botellón…un público más aficionado esta vez, de algo ha servido la dichosa crisis. Joaquín Grilo, figura de baile en una ciudad más conocida por su cante y guitarra. Joaquín es un milagro. Siempre viene con detalles y pellizcos nuevos, sin apartarse de su línea. Esto delata a un artista serio y entregado, mucha afición y muchísimas horas de estudio. Una vez más entregó su mezcla de jondura y buen humor, y el público respondió poniéndose en pie como una pieza. El atrás estaba compuesto por la guitarra de Juan Requena, la percusión de Paquito González y las voces del Londro, Carmen Grilo y Miguel Lavi, destacándose como es habitual éste último.
Juana la del Pipa con la guitarra de Manuel Valencia, ella solita, sabiendo perfectamente estar “alante”. Empezó con bulería por soleá con un perfume a tabanco tan fuerte, que la guitarra casi sobró para estos cantes que nacieron a golpe de nudillos. Siguió la cantaora por fandangos con su voz que hiere y fascina, termina por bulerías, y se me ocurre que vaya amplitud y apertura cuando un mismo festival es capaz de abarcar tanto a Juana como a Marina Heredia que la sigue. El flamenco evoluciona tan velozmente, que pasado y futuro se dan la mano en el mismo escenario, y este público ha sabido apreciar a ambos. Marina rezuma glamur y juventud. De la “exótica” tierra de Granada, con el Bola a la guitarra, la cantaora es muy artista y muy figura, guapísima, y sabiendo lo que hace en el cante. Abre con alegrías contemporáneas, y malagueña rematada con abandolao de su tierra. Se dirige al público entre cantes con la voz rozada – explica que su familia siempre ha estado muy ligada a Jerez, y dedica su cante por siguiriyas a Moraíto y a Paquera. Venir a Jerez a cantar por siguiriyas en la Fiesta de la Bulería…encima, una mujer…requiere valor, y le salió bien con unos momentos excepcionales que el público supo agradecer. La cantaora termina por bulerías que se disuelve en “temita”, y la gente cada vez más entregada. Sólo quedaba entonces el auténtico fin de fiesta granadino que es por tangos, donde cantó mucho por Camarón en versión actualizada y personalizada. Lástima que un extremo exceso de reverb electrónico afeó el resultado. El fin de fiesta con todos los artistas ofreció momentos singulares como el cante de Vicente Soto al baile su hermano el Bo, o Pansequito que cantaba al baile de Juana la del Pipa…y en la pantalla grande, Moraíto, en mente de todos, casi parecía formar parte del cuadro.
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