“LA MÚSICA DE LOS ESPEJOS. LUIS GARCÍA MONTERO y ENRIQUE MORENTE” |
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Poesía, Luís García Montero GRANADA-MADRID-GRANADA… Que si sí, que si no… Estuvo el día incierto con un cielo amenazante y, por tanto, con el espectáculo en vilo. Pero la noche nos dejó ver la luna sobre el cielo del Olivar de Castillejo. A pesar del frío, artistas y concurrencia aguantaron con estoicismo. Pero no con sacrificio, sino con placer. Decididamente es todo un lujo. Son muchas las condiciones que se reúnen en torno a La Música de los Espejos, ciclo incluido dentro del Festival Suma Flamenca de la Comunidad de Madrid. Para empezar, el encuentro entre poesía y flamenco, entre poetas y cantaores, entre poesía escrita, poesía leída y poesía cantada. Después está el marco, ese Olivar en pleno Madrid que es en sí un homenaje a la naturaleza, a la literatura y al arte. Sumemos a esto el clima de intimidad que surge de la proximidad con el escenario y el reducido número de localidades. En fin, que el frío casi invernal de anoche no logró congelar el aura poética que se crea en este tipo de propuestas. Clic para agrandar foto.
“Esa reciprocidad entre la música y el verso se miran hoy en un tercer espejo: la Alhambra”, dijo José María Velázquez-Gaztelu, director del ciclo, en la presentación de Luís García Montero y de Morente. Dos granadinos que comparten amistad y arte: “Aparte de que está (Morente), es que suceden cosas (…) Morente es una postura, una manera de estar ante el arte”, afirmó el poeta, que continuó definiendo al cantaor como un maestro “que enseña a diferenciar la tradición de tradicionalismo, a separar pureza de puritanismo”. El viaje poético-musical que hicimos anoche en Madrid comenzó en Granada para terminar en Granada, pasando de nuevo por Madrid, y se inició con un poema escrito en armazón de guajira que Morente expresó en esa misma clave. Continuó García Montero con “Ciudad nativa”, aludiendo al bachillerato de Morente escuchando a los flamencos del Albaycín, y pidió a Enrique que cantara por granaína. El poeta también es profesor, de manera que no sólo sabe escribir, sino que también sabe contarlo y despertar el interés. Continuó haciendo un homenaje a Lorca con su “Huerta de San Vicente”, y Morente respondió con sus extractos de Canciones de la Romería. Breve incursión en Francia: “Coillure” se tituló el poema que García Montero dedicó a Antonio Machado y a Ángel González. El cantaor interpretó el “Recuerdo infantil” y los “Apuntes” de Machado. Y como colofón, Luís García Montero dedicó un poema a Madrid y pidió a Enrique Morente que evocara su aprendizaje en la capital junto a maestros de la talla de Matrona, Pericón, Varea, Bernardo, Romero, etc. Morente cantó la famosa malagueña “Viva Madrid que es la Corte”, pero la terminó rematando con los fandangos granadinos del Yerbabuena. Y ahí terminó el viaje: donde empezó, pero con mucho camino vivido. Y qué mejor cierre para esta ida y vuelta entre la poesía y el flamenco que rescatar ese primer poema que abrió esta tercera noche de la Música de los Espejos y que Morente cantó por guajira: Café de luces espesas, Nostalgia de perseguidos, (Luís García Montero)
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