HOMENAJE A SABICAS, GERARDO NÚÑEZ Y GRUPO
RECUERDOS DE ESPERANZA FERNÁNDEZ
JUAN MANUEL MONEO ?EL TORTA?
3 FESTIVAL SUMA FLAMENCA
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HABICAS CON JAMÓN Cuando uno pasea por las apacibles calles del Albaycin granadino, con el rumor del agua, la brisa que hace sonar las hojas, y que nos deja los aromas de las flores de sus bellos cármenes, al final acabamos encontrando alguna plazuela donde poder sentarnos plácidamente en algún velador a disfrutar de todo lo que hemos vistos, olido y sentido. Allí nos ofrecerán la típicas tapas que hacen famosa a la ciudad, aparte de sus muchos monumentos, entre las cuales no puede faltar las habicas con jamón.
Agustín Castellón, conocido artísticamente como Sabicas, hubiese cumplido el año pasado cien años. Dice la historia flamenca que aquel niño nacido en Pamplona, pero criado guitarrísticamente hablando en el rastro madrileño, le gustaban muchos las habas y de ahí su apodo. Como historia que está escrita en libros y enciclopedias debemos respetarla, pero es mas cierto que en el norte peninsular no hay tradición de comer habas, uno de los platos típicos de la gastronomía de la Andalucía oriental. Las habas son tan famosas, que igualmente se cuenta que una vendedora de las mismas dio lugar a ese cante, que con ritmo abandolao y melodiosas cadencias de la caña conocemos como la jabera, otra historia que está por confirmar. No se crean que están leyendo una reseña turística o gastronómica, nos estamos refiriendo a uno de los espectáculos que se ofreció anoche en el Teatro Albéniz de Madrid, dentro de la programación de la Suma Flamenca. Ya se preguntó José Luis Ortiz Nuevo si se sabía algo sobre el flamenco, y está claro que queda mucho por aprender, porque el centenario de Sabicas pasó casi inadvertido por la memoria jonda, solamente Gerardo Núñez ha sabido acordarse como hacen los sabios de este arte. Pero es mas cierto que Gerardo, aunque jerezano, tiene raíces granadinas, pero desconocemos si le gustan las habicas. Fue el maestro Sabicas quién abrió el espectáculo por alegrías, con esa elegancia que le caracterizaba, tanto en el toque como en su manera de vestir, proyectándose un video que se grabó cuando regresó a España a principio de los ochenta, y otro ilustre granadino, Enrique Morente, aprovechó para grabar un disco junto a él. Luego llegaría el turno de Gerardo Núñez, que recreó por bulerías la andaluza Danza Española de Granados, para después dar paso a ese jovencísimo cacereño que está demostrando lo injusta que es la vida cuando no le concedieron el premio en el último Concurso de Córdoba. Nos referimos a Javier Conde, que hizo un alarde de técnica por soleá y en un zapateado que con aires de tarantela napolitana que nos meció en los últimos compases de nana. Y otra vez Granada, en la guitarra de Miguel Ochando, otro portento de la bajañí, que si bien domina la técnica, es mejor aún su gusto y esa pulsación que nos sedujo por seguiryas y en la rondeña evocando al mentor de Sabicas, Don Ramón Montoya. Parafraseando al Rey Midas del flamenco, Núñez, Conde y Ochando, quinta esencia del guitarreo. Esa elegancia que le caracterizaba, tanto en el toque como en su manera de vestir
Del homenaje pasamos a la oda, pues, a partir de aquí se hizo una loa al compás de amalgama. Se incorporó el resto del grupo, con Jesús Méndez, y Rafael de Utrera al compás y el cante, la sutileza percusiva del Cepillo y Carmen Cortés que pondría el baile. Como decíamos, recital netamente amalgamado por bulerías pa’ escuchar con rancio sabor a tabanco en la boca de los cantaores, el pregón de los caramelos del gaditano Macandé rematado por toná que cantó Jesús Méndez, otro que va para figura, en la boca del escenario, un pastueño baile por soleá de Carmen Cortés, que ofrecía su homenaje particular a Sábicas de la mano de Carmen Amaya, la cual compartió con el navarro los mejores teatros de Estados Unidos. Mas evocaciones nazaríes, las dos cármenes provienen de familias granadinas que se asentaron en Barcelona, y por eso no es de extrañar que en su baile se introduzcan pasos y mudanzas de la escuela bolera, que han quedado conservados en las zambras sacramontianas como lo corroboran la cachucha o la mosca. La vuelta quebrada tampoco faltó en Carmen Cortés que emulando a su tocaya, administró magistralmente las escobillas y nos sedujo en los paseíllos. Para rematar, no faltaron las jerezanas bulerías y su correspondiente fin de fiesta, donde como es habitual, Cepillo ofreció una pinceladita de su saber cantaor y Jesús Méndez, aunó a sus cualidades cantaoras la gracia de sus pataítas.
Tras el descanso, llegaría Esperanza Fernández estrenando en Madrid capital su espectáculo homónino de su último disco, “Recuerdos”. El mismo supone un salto cualitativo en la puesta en escena de la trianera, pero los cantes continúan siendo prácticamente los mismos que llevamos varios años escuchando en su repertorio. Como novedad incluye la canción por bulerías “Manuel Reyes” que ya popularizara la Niña de los Peines, y el emotivo Gelem Gelem, el himno de los gitanos con que cierra el espectáculo, el cual pretende hacernos reflexionar sobre la historia del pueblo gitano, en especial las tantas persecuciones sufridas desde los Reyes Católicos hasta el Reich hitlariano, con recitado y duras imágenes incluidas. Entre medias nos ofreció sus habituales tangos extremeños y también de Pastora, la farruca, los fandangos de Lucena, una soleá panadera y seguiriyas. Es destacar su reencuentro con el también granadino Miguel Ángel Cortés, que junto con Salvador Gutiérrez, enriquecen con sus guitarras el repertorio de la trianera. El bailaor Miguel Vargas prestó una pequeña colaboración, completando el elenco Agustín Diaserra a la percusión, mas sus palmeros habituales.
Como colofón a esta jornada flamenca, nos trasladamos a un tabanco del siglo XXI que lleva por nombre Las Tablas, acogedor espacio escénico de la Plaza de España, donde se programó un trasnoche con Juan Moneo el Torta. Mucho le está dando Madrid a Juan últimamente, pero debería devolvérselo. El público se vuelca con él, mas por su trayectoria cantaora que por como esta ejecutando su saber flamenco. Ayer no nos transmitió tanto como otras tantas veces, pero es que tanto la guitarra de su sobrino, como los palmeros que llevaba, no le condujeron por la senda del quejío al que nos tiene acostumbrado. El cante que mas destacó fue la soleá, complementando su actuación por cantiñas, seguiriyas y tientos tangos, pero el público prefirió los tangos de Luis de la Pica. La bulería de Jerez se hizo mas corta que nunca, pero el Torta, agradeciendo la ovación del público volvió a subirse al escenario para dejar otra pinceladita de sabor jerezano.
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