Resumen: 20 FESTIVAL 'ALMERÍA POR TARANTOS'. Tomatito, Pele, Pansequito, Mari Angeles Fernández, Montse Cortés, Tamara Escudero, Niño de la Chata
20 FESTIVAL “ALMERÍA POR TARANTOS” |
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LARGA VIDA AL TARANTO El pasado fin de semana se celebró por vigésima vez el festival “Almería por Tarantos”. Quizás parezca una cuestión baladí, pero este aniversario convierte al mismo en el decano de los festivales que se celebran en la Villa. Dos décadas que han servido para reivindicar por un lado el corpus de los cantes de levante, en especial al taranto, y por otro se ha convertido en el mejor escaparate posible para mostrar el buen hacer flamenco de los artistas almerienses. Como es habitual en el Johnny, minutos antes de que se abrieran las puertas de su salón de actos, un buen número de aficionados madrileños se agolpaban a la entrada del mítico Colegio Mayor. Una bonita estampa donde la veteranía de algunos se conjuga con la cara de los colegiales, muchos de ellos ajenos al arte jondo, pero que sienten con orgullo que su habitat sea una de las mecas del flamenco. Le tocó inaugurar esta edición, la noche del 24 de abril, a la jovencísima cantaora Tamara Escudero Cual novata que comienza en la universidad, templó los nervios para ofrecer un delicado recital. Este año el cartel anunciaba un merecido homenaje a la figura de Manolo Caracol en el centenario de su nacimiento, y Tamara confiesa haber bebido de ese dulce manantial. Acompañada por miembros de la tercera generación de los Habichuelas, el decir del cante de esta gitana de Castellón fluyó melismáticamente con la guitarra de Carlos Carmona y la percusión de Juan Carmona. La vimos con soltura, una afinación impecable y sentido del ritmo, lo único que nos recordó mucho a ciertos artistas, pero que esperamos que en breve vaya buscando su personalidad para hacerse un hueco en el complejo mundo del cante. Quizás lo que menos nos agradó fue su repertorio, pues quedó un poco corto, pero si que dejó huella su cante por granaíanas. Un cambio en el guión de la noche hizo salir en segundo lugar Pansequito con la guitarra de Diego Amaya. Alegando otros motivos profesionales, su presencia apenas se advirtió sobre las tablas del Johnny. Fue una intervención demasiado breve frente a las expectativas creadas. Como siempre, estuvo en su lugar demostrando esa sabiduría de su repertorio, sobretodo por soleá, pero como decimos, si no hubiera habido esa frialdad en su puesta en escena, quizás ahora estaríamos diciendo otra cosa. Muy distinta fue la intervención de Manuel Moreno, que estuvo secundado por Antonio de Patrocinio Hijo a la sonanta. Ni que decir tiene que El Pele está pasando por unos de los mejores momentos de su carrera artística. Prueba de ello es el sentimiento que impregna en su cantes, y el gusto al decir los mismos. Lo tiene todo, sabe ligar los tercios a modo de filigrana cordobesa, impregna los mismos del melisma necesario, y cuando hay que rematarlos sienta cátedra. Solo por verlo retorcerse por en la anea por seguiriyas mereció la pena asistir esa noche. Por último llegó desde Almería un joven Agustín Fernández “El Niño d ella Chata”. Demostró tener maneras de cantaor, pero la rotura de una cuerda de su bajañí acompañante, el Niño de la Manola, en plena soleá gaditana quizás lo descentro. Se supo reponer cantando por martinetes mientras el tocaor arreglaba el desaguisado. La noche del 25 de abril pasará a los anales de la historia flamenca almeriense, pues pocas veces un festival en la capital de España conforma un cartel con solo artistas de la tierra de donde nacen los tempranos. Mari Ángeles Fernéndez vino a demostrar una vez más su personalidad cantaora. Quizás la guitarra del Paquete no sea su mejor compañera, pero le valió para endulzarnos por Alegrías. Otra joven, pero ya veterana cantaora, venía a presentar su flamantr trabajo discográfico. Montse Pérez nos trajo su “Mirada flamenca” de la mano de Antonio Carrión. Cantaora de corte clásico, que vino con la tarea hecha, y resolvió con solvencia su estreno en este escenario. Y como guinda del pastel con el que se conmemoraba este veinte aniversario, que mejor que un poco de Tomate. El tocaor almeriense se hizo acompañar del grupo que le sigue últimamente, menos de Morenito de Illora. Es una delicia escuchar siempre a este hombre, aunque también estamos deseos de poder escuchar el montaje que está preparando con el Cigala y que en breves fechas comenzará a girar. Como se pueden imaginar, el público se entregó desde el primer acorde por tarantas, vibró en los tangos y las bulerías y no paró de jalear en los remates de José Maya en su baile racial de soleá por bulerías. Esperemos que este festival siga cumpliendo muchos años, y la afición siga cumpliendo con el mismo. |