Texto: Estela Zatania
Fotos: La Bienal
Miércoles, 12 de septiembre, 2012. 2200h. Auditorio FIBES
Especial 17 Bienal de Flamenco de Sevilla – Toda la información
Ay José, yo te canto Camarón…
Cante: Duquende, La Susi, Diego Carrasco, Remedios Amaya. Baile: Paloma Fantova. Artistas invitados: Arcángel, Raimundo Amador. Guitarras: Juan José Suárez “Paquete”, Jesús del Rosario. Miguel Ángel Cortés. Percusión: Lucky Losada, Ramón Porrina. Palmas/coros: Simón Román, Enrique Piculabe, Pedro el Granaíno. Bajo: Antonio Ramos “El Maca”. Piano/teclado: José Ma. Cortina. Dirección musical: Tomatito, Luis Monge, Juan José Suárez “Paquete”.
Tenía que haber sido una noche mágica. Para los de mi generación, Camarón, lejos de ser el “viejo maestro” para los flamencos actuales, es nuestra juventud, el comienzo de un tipo de flamenco menos elitista y más accesible, a la vez que compatible con el cante clásico al que ya teníamos afición hace cuatro décadas cuando empieza a circular el de la Isla.
Supongo que cada una de las tres mil personas que anoche acudieron al nuevo Auditorio Fibes buscaba algo muy personal. Camarón murió hace veinte años, una efeméride que se cumplió en julio de este año. Gran parte de los que ocuparon las butacas del auditorio sólo conocen al cantaor de sus grabaciones. Pero también había las familias numerosas con aspecto de marginados para casi llenar la sección más alejada del escenario. Como antiguamente. Había jóvenes roqueros ansiosos de ver a Raimundo Amador, y bastante gente mayor en los asientos caros que iba marchándose casi desde el comienzo. Había de todo. Todo excepto calor.
Aparte de la frialdad arquitectónica del espacioso teatro y el aire acondicionado que nos tenía tiritando durante dos horas, no se plasmó ese calor humano que esperas de un homenaje sentimental a una figura tan querida cuya popularidad abarca al menos dos generaciones de aficionados. Se puede hablar de marcheneros, caracoleros, maireneros y camaroneros, las cuatro figuras de mayor culto que han inspirado a multitud de seguidores e imitadores. Camarón es el socio más joven de ese club de inmortales venerados más allá de su capacidad artística. Pero no había calor.
Una producción relativamente pulida con audiovisuales, luces de diseño y amplificación casi sin pitidos fueron elementos que no lograron compensar la incoherencia, la falta de un presentador y la reservada entrega de los artistas, además de la ausencia de un fin de fiesta para poner las cosas en su sitio. No había pena ni lágrimas. No había calor.
El programa insistió en el repertorio más conocido de Camarón…Diego Carrasco con su “José Monje Cruz” o “Dicen de mí”…sonó el tango “Rosa María”, la canción que irrumpió en las listas de la música pop mucho antes de la aparición de “La leyenda del tiempo”, otro tema ineludible. Remedios Amaya cantó por tangos, y fue de los pocos que tuvo palabras para Camarón: “lo más grande del flamenco, por los siglos de los siglos”. Hilos diversos para tejer aquella manta de la época de Camarón que nos abrigó tan flamencamente.
Raimundo Amador nos llevó más cerca de la música rock, y “Ay José, yo te canto Camarón, te canto pa’ que me cantes y me alegres el corazón” nos ubicó inequívocamente.
Hubo baile también, en la persona de la joven Paloma Fantova, farruquera total, un estilo poco apto para mujer, pero haciéndolo francamente bien. Tendremos oportunidad de volver a verla el próximo jueves en el Teatro Alameda.
La Susi ya estaba camaroneando por lo bajini cuando la conocí como bailaora en un tablao ibicenco en el año ’74. Cantó en el salón del apartamento de Juan Maya “Marote”, y todos le dijimos que debería dedicarse al cante porque tenía excelentes dotes…ya ves…
Y Duquende que no podía faltar, aunque ahora suena menos a Camarón que hace años, menos imitación, más personalidad propia, cantando bien unos cantes mineros, tangos acancionados y fandangos.
La presencia de Arcángel no encajaba, su voz y decir no tienen nada que ver con Camarón, porque es otro camino evolutivo. Pero al cantar “Canastera”, la creación de Paco y Camarón al compás de fandangos de Huelva, todo tenía sentido porque le permitió al onubense explayarse a gusto por fandangos. También cantó las alegrías “Tu mare Rosa” y por siguiriyas, “A la iglesia mayor fui”…es el registro de Camarón sin el decir canastero.
Me hubiera gustado ver la presencia de Paco de Lucía, o al menos haber escuchado su voz o leído alguna palabra suya para Camarón. Tomatito, director musical del concierto se encontraba entre el público, pero no salió al escenario, también decepcionante.
No había fin de fiesta, pero un breve audiovisual resumió la trayectoria de Camarón en imágenes y fragmentos de cante. El resultado final fue un concierto abstraído y lite, con poca cohesión y menos emoción. Una noche olvidable a pesar de los esfuerzos individuales de los artistas. Y no había calor.