15 FESTIVAL FLAMENCO CIUTAT VELLA
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Cañizares – Montse Cortés – La Farruca – Da gloria asistir a acontecimientos como el Festival Ciutat Vella de Barcelona y ver cómo el CCCB, un espacio destinado a la vanguardia cultural -y dirigido nada menos que por uno de los intelectuales más lúcidos de nuestro tiempo, como es Josep Ramoneda- alberga una programación flamenca, organizada además por Taller de Musics, cuya apuesta por la música y la cultura está sobradamente demostrada a lo largo de toda su trayectoria. Da gloria también ver como tanto el Hall como el Pati de les Dones se llenan de un público joven, abierto y receptivo. Y, por supuesto, siempre da gloria dar una vuelta por esa Barcelona inspiradora de Marsé, de Mendoza o de Ruiz Zafón. Y, por supuesto, también es una gloria disfrutar del flamenco. Por llevar la contraria, comenzamos por el final. En el espacio Hall del CCCB cerraron la noche Ai Ai Ai son todo un show mediterráneo y rumbero. La gracia de la rumba catalana que va flirteando con otros géneros como el son cubano o los ritmos más discotequeros. Gente de gran creatividad, a juzgar por la riqueza de recursos que utilizan con tan solo dos guitarras, voz y teclados, porque los percusionistas son los propios guitarristas. Imprescindibles para una buena fiesta y no decepcionan para quienes buscan originalidad en la rumba catalana. Pero antes que Ai Ai Ai habíamos estado en el Pati de les Dones del CCCB con los Farruco.
La familia Farruco tiene como una de sus virtudes el crear un intenso estado de expectación. Uno tiene siempre la sensación de que va a ocurrir algo importante. Aunque el programa anunciaba literalmente: La Farruca. De Farruca a Faraona”, lo cierto es que Rosario, La Farruca, sólo bailó una pieza, al igual que su hermana Pilar, La Faraona. Pero ante todo, expectación. Abrió la guitarra solista -y magnífica- de Antonio Rey que calentó el ambiente. A continuación… ¿La Farruca?… No. Antonio Moreno “El Polito” se marca unas alegrías al más puro estilo de la familia. Paso al cante –y qué gran cante- de El Tañé y el Rubio de Pruna, para a renglón seguido… ¿La Farruca?… No, La Faraona, con esa gracia, con ese saber bailar estando parada, bailando con la mirada, bailando con un movimiento de cabeza, bailando sentada… Bailando como la cosa más natural del mundo, como el que come pipas. Intransferible e inimitable es arte de Pilar. Y, por último, ahora sí, Rosario, que sólo bailó su soleá… Pero una soleá telúrica. Bocanadas de arte gitano. Sin estilizaciones, sacando la fuerza de la tierra y con arrebatos de emoción, así fue el baile de La Farruca.
Hay que dedicar también unas líneas a Juanma y Olé, un actor-malabarista-flamenco que actuó primero disfrazado entre el público para subir después al escenario e ir transformándose en bailaor-malabarista. Sorprendente y divertido. Y la tarde-noche comenzó donde había terminado, esto es en el Hall del CCCB, con Cañizares, que se presentó con la segunda guitarra de Juan Carlos Gómez –gran segunda guitarra, por cierto- y con la percusión de Roberto Vozmediano. El recital se inició por los derroteros de su último disco en el que interpreta a Albéniz, y lo que apreciamos es que esa música suena cada vez más a Cañizares y menos a Albéniz, y no lo decimos como reproche, sino todo lo contrario. El guitarrista de Sabadell tiene un concepto musical abierto y sin aristas con el que indaga y exprime las posibilidades expresivas de cada nota, de cada tono, de cada melodía, de cada armonía ¿No hacía lo mismo Albéniz con sus propuestas impresionistas? Vamos, que estamos seguros de que Don Isaac estaría encantado de escuchar su música en manos de Cañizares. Hay que destacar la dificultad de llevar a la guitarra una música concebida para piano y además con tanto protagonismo polifónico, lo que obliga a esa segunda guitarra de Juan Carlos Gómez. Tiene su mérito, además, que Cañizares saque dramatismo flamenco de la partitura de Albéniz: es como si espesara y diera densidad a ese tenue sentimiento, casi difuminado, que encontramos en el autor de Suite Iberia. Eso fue al principio, porque después Cañizares se nos puso flamenco interpretando piezas bellísimas, llenas de matices. Ahí es donde podemos afirmar que la guitarra flamenca de Cañizares está en otra dimensión. Uno no puede contener la emoción escuchando su colombiana o sus alegrías, construidas a base de pequeños mundos musicales que se suceden en una unidad creativa. Recuerdo a Carl Sagan cuando en la serie “Cosmos” explicaba que, por nuestra propia naturaleza tridimensional, no podemos percibir la cuarta dimensión, pero sí podemos imaginarla. Y nos mostraba un cubo dentro de otro con sus vértices unidos asegurándonos que esa era la sombra de un cubo de cuatro dimensiones. Para el que suscribe, la guitarra de Cañizares no está ni por encima ni por debajo de ninguna otra. No tiene comparación posible. Simplemente está en otra dimensión, y afortunadamente no hace falta imaginarla para percibirla: la imaginación ya la pone él. Especial Ciutat Vella 2008 «CARAMA» – Programación – Reseñas – Fotografías |