Chico, el de San Roque.
Texto: José Manuel López
Ideólogo, cantante, cantaor, poeta y compositor de canciones afincado en Sevilla, Chico Ocaña es sobre todo conocido por haber sido el vocalista y «leader» de la desaparecida banda musical Mártires del Compás. Juan José Ocaña Aguilar nació en 1957 en San Roque (Cádiz), en el seno de una familia humilde y realmente numerosa -es el menor de seis hermanos y mellizo del quinto de ellos- en la que pronto falta el padre, encargándose su madre de criar a toda la prole. Aprendió entonces que nada era de nadie y todo era para todos y, como tampoco tenían tele, aprendió a amar la literatura desde pequeño porque «la mama» les leía libros por las noches.
Siendo un adolescente, «El Cundino» -que así es como le llaman en su pueblo-, probó suerte en el toreo de la mano del matador murciano Alfonso Romero, ya que «para el futbol había mucha gente». No obstante, su carrera artística comienza con una banda de punk llamada «Anchoa Records». Entonces, el Campo de Gibraltar era un sumidero de influencias anglosajonas que dejará huella en lo que después ha sido su modo de ver la vida, componer su música y escribir sus letras. En aquellos años, lo mismo se relaciona con los flamencos de San Roque, La Línea y Algeciras, que con los músicos «llanitos» de la roca. Lo mismo se mete en el papel de político -a la izquierda de las izquierdas- en el FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) antes de su disolución a finales de los setenta; que mantiene contactos con el poeta gaditano Carlos Edmundo de Ory, al que conoció en los cursos de verano de su pueblo en 1983. Su paisano, el prestigioso neurólogo, psiquiatra y ensayista Carlos Castilla del Pino, la poetisa y profesora Aurora de Albornoz o el crítico literario cubano José Olivio Jiménez -que le regaló su «Antología de la Poesía Hispanoamericana Contemporánea»-, serán otros de sus referentes en estos años.
Tras un rosario de idas y venidas a Sevilla, Alemania o Madrid -donde hace la mili en 1978, coincidiendo con la toda la pompa de La Movida- se instala definitivamente en la capital hispalense en el otoño de 1982, en lo que él califica como un exilio. Pronto toma contacto con el ambiente artístico de la ciudad y pasa muchas horas en el Bar Cobo, El Chiringuito, El Morapio y en la Peña Flamenca de San Jerónimo. Conoce y trata a Oliver de Triana, Tragapanes, Paco de Osuna o El Colorao y llega a presentarse a un concurso de cante organizado por la Peña Flamenca de Coripe (Sevilla). Antes, en San Roque, ya había debutado como cantaor, acompañado por la guitarra de Luis El Parecida, ilustrando una conferencia del poeta Fernando Quiñones.
Hacia 1981, en un viaje a Conil, unos amigos comunes le presentan a Kiko Veneno, que por entonces regentaba el Bar Adán de la localidad gaditana. Una vez instalado en Sevilla, Chico comienza a colaborar con el cantautor y su entorno: como corista, o haciéndole canciones que también grabará Martirio. Así, participa activamente en los discos «Cristalitos Machacaos» (Epic/Nuevos Medios, 1989), «La bola de la vida del amor» (Sony, 1991), «Pequeño Salvaje» (Nuevos Medios, 1987) y «Échate un cantecito» (BMG Ariola, 1992), respectivamente. En estos trabajos aparecen canciones de Chico como Dosis de madre, Echo de Menos, Ancaguanana, Autolesionado…, así como muchos versos sueltos formando parte de otras tantas.
Por otro lado, se gana la vida cantando flamenco en diversos bares del centro, como la desaparecida Taberna de Pilatos, con las guitarras de Rafalillo Amador (Pata Negra), Rafael Riqueni, Carlos Heredia o Rafael Rodríguez «El Cabeza». Hace incursiones en el teatro y la televisión, desde diferentes puestos y posiciones laborales. En el terreno teatral, y dentro del marco de la Bienal de Flamenco de Sevilla de 1988, protagoniza «Las mil y una noches de Pericón de Cádiz», de José Luis Ortiz Nuevo, dirigida por Luis Alfaro. En el mismo año participa como extra en la serie «Juncal», de Jaime de Armiñan; y en los films «La Malaventura», de Gutiérrez Aragón, y «La Cueva de las Estrellas», de Vicente Feliú. También escribe la obra teatral -aún inédita- «El Rapto de la Macarena».
En televisión, participa como VR en documentales de naturaleza y fauna como «Los últimos andaluces» para Canal Sur (1990-1991), e incluso colabora en el concurso del realizador Hugo Stevens «La Noche del Cometa» (1994). Ahí hace el papel de «Canelita en Rama», un crítico de flamenco que explica palos y cantes con la ironía que Chico siempre ha mostrado ante quienes ejercen la opinión sobre este arte; si bien es cierto que el propio Chico fue crítico de flamenco de la revista Andalucía Actualidad (1992), impulsada por el empresario de la construcción Juan Manuel Sanz.
En lo musical, años antes de que la década de los ochenta llegara a su fin, forma el dúo La bella y la bestia, junto a María Ángeles «La Mazinguer», con la que publica el videoclip del tema «La calidad de lo que tú me dabas». Pero el invento no tiene éxito por lo que tiempo después comienza a darle forma, con el padrinazgo de Kiko Veneno, a Los Mártires del Compás junto a José Caraoscura y Raúl Rodríguez. Además, trabaja con Kiko en las canciones alegóricas a las fiestas del mediterráneo que suenan en la Cabalgata de la Expo 92, dirigida por Joan Font con Els Comediants; y en el libro titulado «Los cantes inoxidables de nuestra tierra» de letras para flamenco, que permanece inédito por impedir el propio Chico su edición. En este contexto, tras la presentación de Los Mártires del Compás en el Cortijo del Cuarto de Bellavista (Sevilla) -en octubre de 1993-, se produce la separación artística entre Kiko Veneno y Chico Ocaña, fundamentalmente por la forma en que Kiko reparte los derechos de autor de sus obras conjuntas. Como resultado, Kiko Veneno forma el dúo Caraoscura con José Loreto y Raúl Rodríguez y, sobre la base de las canciones que Chico había dejado compuestas, produce el disco «Que es lo que quieres de mi» (BMG Ariola, 1994).
Por su parte, Ocaña se queda con el nombre junto a Alberto Álvarez y Marco Aguilar, para refundar la banda dando paso a Julio Revilla (guitarra), al senegalés Sidy Samb (percusiones) y a Jesús Díaz Benjumea (bajo). Posteriormente, Marco Aguilar deja su plaza al guitarrista sevillano Manuel Soto «Noly». En este periodo, Alberto Álvarez deja la batería a un lado para hacerse cargo del Cajón Billy, modificación del habitual cajón peruano partiendo de la idea original que, sobre el toque de este instrumento, se les ocurre a Marco Aguilar y Chico. Así, en abril de 1995, presentan su primer disco «Flamenco Billy» (CPS, 1995), al que sigue justo un año después «Prohibido da el cante» (CPS, 1996). En 1997 dan el salto a multinacional publicando «Al compás de la llaga dolorida» (BMG, 1998) ya con Rocío Vázquez y Joanna Jiménez a los coros. Su siguiente trabajo -quizás el más completo- se llamará «Mordiendo el duende» (Erato-Detour, 1999), editado por un sello francés, y ya sin Sidy Samb ni Joanna Jiménez -triunfadora después en el programa de Canal Sur «Se llama copla»- . Este trabajo es distribuido por Warner, que se hace con ellos publicándoles «Empaquetado al vacio» (2002), el definitivo «Simpapeles.es Compapeles.son» (2004) y el recopilatorio «10 años» (2005).
Para el cine, con la dirección de Fernando de France, rueda el documental «Ar meno un quejio» (2005) con música de Mártires del Compas y Rafael Rodríguez Hidalgo «El Cabeza», que es premiado con la Biznaga de Plata del Festival de Cine de Málaga en 2006. Igualmente, Mártires pondrán música a las películas «Año Mariano» (1999) de Juanma Bajo Ulloa y «Can Tunis» (2007) de Paco Toledo y José González.
Suenan en todo el mundo, desde Rusia a Argentina, desde Italia a Cuba, desde Francia a Estados Unidos, donde Chico conoce a la que será madre de su hija Natalia Sahara en agosto de 2000, tras un showcase del grupo en el CBGB de New York para David Byrne, guitarrista de Talking Heads. Vuelven al año siguiente para hacer una gira por todo el país, pero esta se ve truncada por el 11S cuando llevan una veintena de conciertos dados. Como resultado del compromiso social del repertorio de Mártires, en septiembre de 2005, el gobierno Bush retrasa los visados que le impedirán realizar su tercera gira estadounidense.
En marzo de 2007, justo a la mitad del proceso de composición de lo que iba a ser «Recuerda Remember», su último disco como Mártires del Compás, se acelera la separación entre Chico y el resto del grupo. Al desgaste propio del roce de tantos años juntos, se unen la diferencia de criterios ante las estrategias de recaudación que plantea Warner sobre los directos y los conflictos económicos que surgen con la oficina de management. Pocas semanas después de la separación, Alberto Álvarez (cajón), Jesús Díaz Benjumea (bajo), Julio Revilla (guitarra) y Manuel Soto «Noly» (guitarra) se apresuran a crear otro grupo, junto a la cantante María José Luna, colaboradora habitual de Albert Pla.
Chico Ocaña decide continuar en solitario, haciéndose acompañar de los guitarristas Antonio Borjas (del grupo catalán Los Remendaos) y Chemi López. Tras un año dedicados a componer y poner los nuevos temas en directo, los hermanos Joan (al cajón) y Sergi García (al bajo, ambos también de Los Remendaos) completan la banda que grabará «Canciones de Mesa Camilla» (EMI, 2010). En estos momentos le acompañan Chemi López (guitarra), Marco Aguilar, miembro de los primeros Mártires (guitarra), Roberto Alda (bajo) y Marcos Gamero (percusión).
En todos estos años, Chico ha colaborado con Sawt El Atlas, Macaco, Las Hijas del Sol, Tote King, Los Remendaos, Kinky Beat, Juanito Makande, El Puchero del Hortelano, Hambre de Rumba o la artista visual Montserrat Soto, en Dato Primitivo (2008).