Backstage de lo jondo
Rafael Manjavacas
@rmanjava
Director DeFlamenco.com
Aprovecho las oportunidades que tengo cada día para disfrutar del flamenco y lo que rodea este arte.
El titular elegido es una frase que yo he escuchado innumerables ocasiones dentro del sector flamenco, la he oído a algunos artistas, aficionados al flamenco que no se han planteado nunca ir a un tablao, o personas en general que saben que existen dichos locales donde se hace flamenco y es para turistas, concretamente extranjeros a los que también se les llaman ‘guiris’. Benditos turistas, cada año son más los que vienen a España, y saben que el flamenco es un arte del que han oído hablar y que es originario de este país, por lo que una visita a un tablao flamenco es algo imprescindible. Y ciertamente están muy estigmatizados, desde España y desde buena parte del mundo del flamenco.
Gracias a la colaboración de Flamenco Real hemos realizado visitas a gran parte de los tablaos de España 'de tablao en tablao', donde hemos tenido la oportunidad de ver muy diferentes propuestas, algunas decepcionantes, otras más discretas con espectáculos dignos y también tablaos que ofrecen espectáculos increíbles.
Si contáramos el número de espectadores que ven flamenco en vivo, es en los tablaos y no en los teatros donde más flamenco puede verse, por lo que constituyen el principal escaparate del flamenco, y lo que allí se ofrece es la imagen del flamenco que se exporta, la que se llevan de vuelta a su país y la que luego cuentan. Por otra parte, no hay que olvidar que los tablaos son privados y son los empresarios los que adaptan su oferta de acuerdo a sus intereses comerciales, apostando por ofrecer espectáculos con más o menos flamenco, de mejor o peor calidad, pero siempre utilizando el flamenco como reclamo.
España es un país con una calidad turística excelente, en todos los ámbitos, hostelería, servicios, hoteles, la norma es ofrecer excelencia en todos los aspectos, sin embargo, en los tablaos flamencos, aún dista mucho por estar a la altura, en muchos casos despreciando al turista con frases como ‘no entienden, qué más da lo que ofrezcamos’, o ‘son clientes puntuales, no van a volver más’, incluso en una visita a Fitur, una agencia de viajes nos dijo que ‘sabemos que ese tablao no es muy bueno, pero es donde más margen tenemos’. Son problemas que no ocurren en otro tipo de negocios turísticos, a gran parte de los tablaos los clientes llegan a través de agencias, mayoristas de viajes, y también a través de recomendaciones en hoteles, por lo que de alguna forma los clientes no son libres de elegir, ya viene establecido en sus circuitos, incrementando precios en forma de comisiones y en algunos casos bajando la calidad, para compensar.
En su tiempo los tablaos vivieron su época dorada, por el que pasaron todos los grandes, donde los artistas iban a escucharse, a aprender unos de otros, donde se forjaban los profesionales del flamenco. Luego llegó el boom turístico y ya se llenaban solos, siempre de público foráneo, quedando de lado el público nacional. A su vez, el flamenco se abrió a otros escenarios más grandes, en festivales y teatros, y también los artistas dejaron los tablaos como una opción secundaria, a evitar en lo posible. Así se fueron formando los prejuicios y estigmas hacia los tablaos desde diversos frentes con más o menos justificación.
Llegó el siglo XXI, con él, se abrieron nuevos tablaos, muchos de ellos con artistas como promotores, no sin dificultades se abrieron camino, con un profundo respeto hacía el flamenco, topándose en muchos casos con los estigmas creados a lo largo del tiempo y que poco a poco se han de ir rompiendo.
Actualmente los tablaos están en las principales ciudades turísticas, Madrid, Barcelona, Sevilla, Granada, también en Jerez, Córdoba, y ahora Málaga, es decir, donde existe demanda del turismo internacional.
Hay que decir, que poco a poco, aún con cierto retraso, se están rompiendo muchos de los estigmas y los prejuicios que tienen los tablaos y actualmente gozan de buena salud, de hecho, están surgiendo nuevos tablaos continuamente, muchos gestionados por artistas flamencos y que tienen claro cuál es el flamenco que hay que vender, donde lo importante no es la cantidad de artistas en el escenario, sino la calidad del flamenco ofrecida.
Por otra parte, algunos tablaos históricos, han sabido reinventarse y están en la vanguardia, buscando a los mejores artistas, que están regresando a los tablaos, presentando incluso nuevos espectáculos. Vuelven a ser protagonistas dentro del Flamenco, con nuevos ciclos, donde se presentan libros, discos, festivales, eventos, dejando atrás el ostracismo de tantos años y volviendo a ser el motor del flamenco.
Si hablamos de precios, es otro de los prejuicios difíciles de romper. La sensación de ‘timo’ o ‘sablazo’ siempre resultará relativo a lo que se recibe a cambio. Si tenemos en cuenta que suelen ser espacios con un aforo reducido, donde la cercanía al escenario es un factor determinante, y la forma de disfrutarlo en torno a una copa, a una cena, con tu pareja, familia o amigos. Realmente queda justificado, sólo si el espectáculo flamenco es bueno y el servicio recibido cumple las expectativas. Esos tablaos donde con la entrada, ponen esa copa de mala sangría o vino peleón acompañada de unos kikos en el mejor de los casos y con un espectáculo mediocre, por barata que sea la entrada, siempre serán los más caros.
Volviendo al titular, podemos concluir, que sí, que los tablaos flamencos son para turistas, sólo si el espectáculo es bueno y los turistas son exigentes. Dejémonos de prejuicios y disfrutemos del flamenco en los tablaos, eso sí, seleccionar bien, sólo se disfruta de lo bueno.