La Bienal, una guitarra y cuatro volantes

La Bienal

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La Afillaora

Sara Arguijo
@saraarguijo

Periodista cultural. 
Amante del flamenco sin «k», ni diminutivos.
En ocasiones afilo cuchillos.

Estando en el AVE camino a FITUR, donde acudo siempre por otros asuntos profesionales fuera del flamenco, recibo por whatsapp de nuestro director, Rafael Manjavacas, la foto que acompaña esta columna y no encuentro emoticono que refleje mi perplejidad, mi indignación y los improperios que se me pasan por la cabeza y se me vienen a la boca.

 

Porque, aunque le contesto en palabras que ya me creo cualquier cosa que pueda pasar con este asunto, lo cierto es que miento. Y que no encuentro ni un sólo motivo que justifique este vergonzoso despropósito con el que, dice el propio Ayuntamiento en el vídeo promocional de 'Cultura en Sevilla' que han presentado en la feria y que, por cierto, no ha visto ni el tato: «es el mayor acontecimiento flamenco del mundo»

Lo siento pero ni mi disposición a tomarme lo catastrófico a broma me impide considerar esta imagen como un insulto, no ya sólo a la Bienal, sino a una ciudad y a un arte universal. Reducir esta cita a una guitarra y una azafata vestida con faralaes -y lo llamo así a propósito porque ni siquiera el traje hace honor a la excelencia en moda flamenca que hay en Sevilla- es cateto, retrógrado, reduccionista… y todos los adjetivos que ustedes han pensado  y han puesto desde ayer en las redes sociales.  Pero, sobre todo, es una falta de respeto a la creación, a los artistas y a una ciudadanía que hace ya mucho tiempo que dejó atrás la peineta. También a todos los que desde muchas áreas trabajamos cada día por acercar la realidad del flamenco que, desde luego, no es ésta. 

Reconozco que me barruntaba lo peor desde la rueda de prensa que convocó la semana pasada el delegado de cultura, Antonio Muñoz, y el nuevo director, Antonio Zoido, con más que aparente improvisación. Quizás porque esperábamos más concreción que el espectáculo inaugural y mensajes vacíos como que se acercará más a los sevillanos. Sobre todo cuando en otras ediciones en estas fechas se habían presentado avances de programación y en poco tiempo se ponían a la venta las entradas.

No obstante, cuando el también delegado de turismo declaró que Sevilla no se tenía que inventar nada para ir a FITUR porque ya tenía suficientes atractivos y más en un Año Murillo y de Bienal pensé: pues, es verdad. Tengo la suficiente experiencia en estos pasillos como para haber visto todo tipo de presentaciones absurdas que intentan impresionar en vano a unos profesionales que vienen de vuelta de todo. 

Claro que no me esperaba que la traducción de la idea era el plantel que hemos visto para el flamenco, el marco para Murillo, y la chica del pelo azul no sé si para añadir modernidad a la postal. Una estampa que únicamente sirve para alimentar memes y el mal fario. Tampoco el que cuando me acerqué al stand de Turismo de Sevilla y al dedicado a la cultura que tiene el Pabellón de Andalucía en la parte central no existiera ninguna información sobre la Bienal que supuestamente iba a ser el reclamo. Ni un folleto, ni un cartel, ni información de las fechas ni nada. «Lo que tenemos de flamenco en Sevilla es esto de aquí», me indicó amablemente la joven del mostrador señalando las tarjetas y folletos de tablaos, academias, etcétera. 

Por eso, insisto, me da igual si el despropósito es fruto de la dejadez,de la ignorancia, de la falta de previsión o de la cara dura. Igualmente es intolerable. Al mismo nivel que la presentación a bombo y platillo de la nueva web de turismo de Santander, traducida en seis idiomas, eso sí, por google translate (sonrían).

Me consta que a los políticos los llevan por estos pasillos tan arropados que seguramente no tienen tiempo de observar ni aprender de lo que hacen otros. Pero puestos a ser originales y a presumir de arte me quedo con el que recorría Ifema gritando ¡Viva Toledo! ¡No hay estrategia de markéting más efectiva y  barata!

 

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