Utrera recuerda a Bambino

Presentación del libro 'La fiesta infinita, 1940-1999' y homenaje
Lunes 5 de mayo 2003, Utrera (Sevilla)

 


Hijo predilecto del mundo flamenco y festero universal Miguel Vargas Jiménez,
«Bambino» para todo el mundo, fue honrado en su pueblo natal
de Utrera la tarde y noche de lunes, 5 de mayo, exactamente cuatro años
después de su desaparición. La ocasión fue la presentación
de su biografía «La fiesta infinita, 1940-1999» del escritor
segoviano Santiago González Sacristán. La totalidad de los
beneficios obtenidos de la venta del libro será destinada a erigir
un monumento al legendario artista en una zona céntrica de Utrera.

 

 

A finales de los años
sesenta
era dueño absoluto de Madrid

Bambino fue un artista que empezó humildemente, trabajando en
la barbería de su padre, cantando y bailando en las reuniones del
pueblo. Pero una actuación en uno de los primeros Potajes Gitanos
de Utrera le ganó no sólo un apodo, sino una carrera que
le llevó hasta la cima de la popularidad. A finales de los años
sesenta era dueño absoluto de Madrid y cobraba sueldos astronómicos
en turnés por el extranjero donde el éxito era una constante.
Pero le llegó la mediana edad, la voz le fallaba, los tiempos cambiaron
y el teléfono dejó de sonar. Se murió prácticamente
olvidado excepto en su querido pueblo donde anoche la emotiva respuesta
del público nos hizo recordar aquella época de la transición
y aquellas fiestas cuando Bambino nos regalaba sus cantes y bailes tan
personales y estilizados.

A
las siete de la tarde en la Casa de la Cultura José Dorado, alcalde
de Utrera y el venerable Manuel Peña, uno de los fundadores del
Potaje Gitano de Utrera, presentaron al autor de la biografía que
manifestó su «intención de pasear la obra por toda
España para la afición al flamenco» haciendo hincapié
en que todo el dinero recaudado de la venta del libro será para
financiar el monumento al cantante.

Convirtió el recital en una biografía
cantada

Santiago González Sacristán

Poco después nos dirigimos al Monasterio de la Consolación
(antiguo convento de Los Mínimos) para la actuación de Manuel
Amaya y su grupo compuesto por María Peña, Toni Maya, José
Vargas, Charrúa y los tocaores Antonio Moya y el Niño José
Miguel. Al son del bongosero, Manuel Amaya, fiel conocedor y admirador
del repertorio de Bambino, ofreció un amplio surtido de las rumbas
y bulerías que el cantante hiciera famosas. El mismo Santiago González
se puso gorrita, pañuelo y un rebuscado acento andaluz para convertir
el recital en una biografía cantada, relacionando canciones como
«Bambino piccolino», «Te estoy queriendo tanto (que)»,
«Payaso», «Corazón loco», «Plegaria»
y otras con diferentes épocas de la vida de Bambino, siendo la
emblemática «El poeta lloró» la que puso de pie
al emocionado respetable.

Manuel Amaya evoca a Bambino

Estela Zatania

 

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