Los bailaores Rubén Olmo, Tamara López, Javier Barón y David Coria completan el elenco de este nuevo espectáculo coproducido por la Bienal y dirigido por la artista sevillana
El próximo 26 de septiembre, el Teatro de la Maestranza será testigo de este estreno absoluto que rememora las exhibiciones de las primeras academias de baile de la Sevilla del siglo XIX
Programación completa XX Bienal de Flamenco de Sevilla 2018
Este mediodía, la bailaora y coreógrafa Rafaela Carrasco ha abierto las puertas, a los medios de comunicación, de uno de los ensayos de ‘El salón de baile’, el nuevo espectáculo coproducido por la Bienal de Flamenco cuyo estreno absoluto será el 26 de septiembre en el Teatro de la Maestranza, dentro de la programación de la XX edición de la muestra. La artista sevillana se ha rodeado de un elenco de lujo compuesto por los bailaores Rubén Olmo, Tamara López, Javier Barón y David Coria, junto a quienes ha mostrado hoy un avance de esta nueva propuesta en una de las salas de ensayo del Centro Andaluz de Danza, ubicado en el Estadio Olímpico.
Tras el ensayo abierto, en la presentación del espectáculo han participado también Isabel Ojeda, directora general de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla; Antonio Zoido, director de la XX Bienal de Flamenco y Juana Sánchez, jefa de Área del Centro Andaluz de Danza.
Junto a la Bienal de Flamenco, este montaje está coproducido por la Biennale d’Art Flamenco de Chaillot en París, en cuya próxima edición se presentará después de su estreno absoluto en Sevilla. Este hecho, en palabras de Antonio Zoido, director de la XX Bienal de Flamenco, “demuestra que en la Bienal nacen espectáculos que no se quedan en la Bienal y no solo eso, sino que afortunadamente a la Bienal le han salido hijas en otros países, factor que ha contribuido a que el flamenco esté posicionado como nuestro producto más universal”.
En ‘El salón de baile’, la creadora Rafaela Carrasco evoca los lugares y formatos que siguieron históricamente a las exhibiciones públicas, destinadas sobre todo para un público extranjero, que se hacían en las academias de baile de los grandes maestros de la época. Estos establecimientos eran lugares de ensayo abiertos al público, en el que convivieron diferentes géneros, estilos y distintas músicas e instrumentaciones, contribuyendo a la creación y evolución del cante y el baile flamenco.
Por su parte, la bailaora y directora escénica del espectáculo, Rafaela Carrasco, ha expuesto hoy que “la idea es tener la libertad de colocar y unir elementos que parecen muy distintos pero que todos juntos dan lugar a algo muy enriquecedor”. En esta línea, Carrasco ha resaltado la convivencia heterogénea entre las distintas figuras del baile de este elenco que proceden de diversos estilos dancísticos. Por eso, subraya, en el proceso creativo “los números de grupo parten de una cabeza pero hay mucha flexibilidad para la creación y una gran complicidad.”
Esta nueva creación recupera las músicas de los primeros bailes boleros desde la visión del flamenco, y las hace interactuar con la danza contemporánea. El grupo de baile cuenta con cinco solistas de excepción –Rafaela Carrasco, Rubén Olmo, Tamara López, Javier Barón y David Coria– que mostrarán la amplia gama de estilos dancísticos de los que ha bebido el flamenco, como la escuela bolera, la danza flamenca estilizada o los bailes sevillanos.
El compositor y guitarrista Jesús Torres ha asumido la dirección musical de este montaje, que comparte los sonidos propios de una formación flamenca con una orquesta de cámara, compuesta por once músicos y su director Juan Manuel Busto, encargado además de la revisión y arreglos musicales. La creación sonora del espectáculo se compone de piezas de finales del siglo XIX y principios del XX, obras de la época revisadas y modificadas en las que se ha procurado plasmar una mirada más fresca y actual. Al mismo tiempo, en esta propuesta hay composiciones nuevas, inspiradas en músicas y partituras de los autores más destacados de la época. Se trata de un espacio sin tiempo definido, con reminiscencias de aquel flamenco de entre 1840 y 1930, años en los que el salón de baile resultó precursor del arte jondo más actual.
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