La noche de jueves, día 15 de julio 2004, cuando Francisco Sánchez Gómez «Paco de Lucía» tome asiento en el Parque de Valmy en Argeles-sur-Mer para ofrecer el único concierto en Francia de su actual y última turné, será como el flamante ganador del Premio Príncipe de Asturias a las Artes, una distinción considerada de alto interés por setenta televisiones europeas y que por primera vez honra a un artista de flamenco.
El camino ha sido largo, intenso y duro desde que los Chiquitos de Algeciras,
Paco y su hermano Pepe, sorprendieron la afición en 1959 y Paco
de Lucía empezó a aplicar su genio musical a un arte hasta
entonces algo marginado y despreciado por los mismos españoles,
a la vez que fuera de España era el carnet de identidad española
por antonomasia.
Paco de Lucía pasó años acompañando a cantaores
tradicionales, puliendo su arte y adquiriendo conocimientos. Con 15 años
viajó a los Estados Unidos con la compañía de José
Greco y aprovechó la ocasión para conocer a su ídolo
Sabicas, además de Mario Escudero y otros de la élite flamenca
que no dudaron en proclamar el genio del muchacho.
Ni aquellos sabios pudieron haber imaginado la auténtica revolución
que estaba a punto de tener lugar. Un día ensayando con el cantante-cantaor
Bambino, un gitanito rubiales pasó por el estudio y fue el comienzo
de la colaboración más influyente en el flamenco de los
últimos cincuenta años. Camarón de la Isla hizo para
el cante, lo que Paco de Lucía para la guitarra flamenca, y los
dos compartieron una relación artística simbiótica,
una compenetración perfecta y una amistad profunda que hacía
posible todo lo demás. Dice Paco de su añorado compañero:
“Siempre me llamaba, en cada disco, aunque no siempre pude grabar
con él. Conmigo se sentía seguro, creo”.
Pero Paco de Lucía tenía más camino que recorrer
y a mediados de los años setenta, después de conocer el
ambiente musical internacional y tras el sorprendente éxito de
su “Entre dos Aguas”, se lanza en solitario definitivamente,
experimentando con el jazz, con bossa nova o aflamencando clásicos
como las composiciones de Albéniz o Falla. En 1981 establece su
formato sexteto y su internacionalidad es indiscutible.
Hace unos años el artista empezó a quejarse de las constantes
turnés, de la presión, el poco tiempo que le quedaba para
estar con su familia o para componer. Huyó a un lugar idílico
en el Yucatán mexicano donde durante cuatro años preparaba
su grabación más reciente y disfrutaba de los deportes marinos
y el clima tropical entre gira y gira.
Ahora nuestro Paco ha vuelto a establecer su residencia en España
y este nuevo e importante premio, “destinado a galardonar la labor
científica, técnica, cultural, social y humana realizada
por personas, equipos de trabajo e instituciones en el ámbito internacional,
prioritariamente en el de las naciones pertenecientes a la Comunidad Iberoamericana”,
y para el cual también fueron candidatos personas como Andrew Lloyd
Webber, Ingmar Bergman, Bruce Springsteen o Pedro Almodóvar, ahora
se suma al Premio Nacional de Guitarra de Arte Flamenco, la Medalla de
Oro al Mérito de las Bellas Artes y la Distinción Honorífica
de los Premios de la Música entre tantos otros que le ha sido otorgado
a lo largo de su admirable carrera.