La de anoche fue una de las más esperadas de esta 60 edición: cuando Poveda volvía a La Unión para hacer disfrutar de un show cargo de diversidad, fusionando el cante clásico con su cuadro flamenco con temas dedicados a Federico García Lorca o canción andaluza. Todo lo que su cuerpo “ha vivido” en estos años. Por eso empezó con dos palmeros (Miguel Soto ‘El Londro’ y Carlos Grilo) y su voz, a más de un metro del micrófono, demostrando un torrente de voz que no tiene parangón, con la ‘Oda a Walt Whitman’, ese poema a Lorca que incluyó en su disco ‘Enlorquecido’. Se fueron sumando Paquito González a la percusión, Daniel Casares a la Guitarra, ‘El Choro’ al baile y al taconeo y la colaboración especial de una guitarra como la de Diego del Morao. El espectáculo estaba servido.
Celia Romero, Cante en la Calle
Una noche más, a los pies de la ‘Catedral del Cante’, se pudo disfrutar de un espectáculo de flamenco con mayúsculas. La artista Celia Romero derrochó todo el arte que allá por el año 2011 la hizo merecedora de la Lámpara Minera. Entonces Celia Romero era una joven promesa del cante flamenco y, en cambio, anoche la artista volvió a La Unión como lo que es ahora: una cantaora que deslumbra con luz propia. La artista extremeña estuvo arropada sobre el escenario por el guitarrista Francisco Pinto y deleitó al público con un espectáculo de corte clásico en el que no faltó la soleá, la guajira y unas levanticas. Se entonaron los cantes de su tierra y Romero envolvió la noche con una atmósfera única que solo ella es capaz de conseguir interpretando de manera magistral unos tangos extremeños. La cantaora derrochó elegancia por bulerías y por fandangos y demostró ante el público que la vio hace diez años consagrarse como figura del flamenco que continúa en la actualidad.
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