El Hotel Casa Palacio María Luisa acoge este jueves a partir de las 20 horas una charla coloquio dirigida por José María Castaño
La Cátedra de Flamencología y Estudios Folclóricos Andaluces de Jerez cierra este jueves 29 de junio a partir de las 20 horas y con libre acceso el ciclo ‘Noches de San Juan’, que se ha venido desarrollando por primera vez durante las dos últimas semanas y que ha contado con la participación del etnomusicólogo Manuel Naranjo y el escritor y poeta arcense José María Velázquez-Gaztelu.
Esta tercera cita programada servirá para conmemorar el 50 aniversario del disco ‘Nueva Frontera del cante de Jerez’, Premio Nacional a la discografía por la Cátedra de Flamencología en 1974 y sin lugar a dudas, una de las grabaciones, tras el Canta Jerez, más significativas del flamenco jerezano.
La cita tendrá lugar nuevamente en el Hotel Casa Palacio María Luisa, concretamente en su salón mozárabe, y en ella participan el periodista José María Castaño, el presidente de honor de la Peña Los Cernícalos, Antonio Benítez Manosalbas, el periodista Jerónimo Roldán y uno de los tres artistas que aún quedan de aquella grabación, el cantaor Mateo Soleá.
Del mismo modo, también tiene previsto participar de manera online Manuel Malena, que reside desde hace varios años en Japón.
El disco ‘Nueva Frontera del cante de Jerez’ fue grabado en 1972 y editado por RCA en 1973, en un trabajo que estuvo dirigido por el poeta arcense Antonio Murciano y que contó con el respaldo logístico y de producción de la Peña Flamenca Los Cernícalos y la Cátedra de Flamencología de Jerez.
Como bien indica su título, sus responsables quisieron enmarcar a una de las generaciones más espléndidas del flamenco de Jerez, la del 40 y el 50, entre las que encontramos nombres como Manuel y Juan Moneo, El Garbanzo, Diego Rubichi, Paco ‘El Gasolina’, Mateo Soleá, Nano de Jerez, Luis de la Chicharrona, Rafael Alarcón, Niño Jero, Moraíto Chico, Parrilla de Jerez y un jovencísimo Manuel Malena, que participó en la grabación con apenas 12 años gracias a la insistencia de Alfredo Benítez, que puso también su grano de arena a nivel guitarrístico en el fin de fiesta por bulerías. A ellos se unió El Borrico, a modo de símbolo o reflejo para toda esa generación.