La cita flamenca arrancó este jueves su XX edición saliendo a la calle en una multitudinaria convocatoria que mostró la diversidad y los contrastes del flamenco más desvergonzado
Texto: Sara Arguijo
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A la espera del pistoletazo de salida oficial que se dará hoy viernes en la Plaza de Toros de la Maestranza con Arena, la revisión del mítico espectáculo de Israel Galván, la Bienal de Sevilla salía este jueves a la calle para inaugurar su vigésima cita con una colorista y original fiesta de cante, baile, batas de cola, trompetas, acordeones, flores, candiles y hasta drag queens que contagió la alegría entre un multitudinario público sorprendido y entusiasmado.
Así, en un ambiente de bullicio y jolgorio, la cita flamenca mostró que la riqueza, del arte y del mundo, está en la diversidad y no en las ópticas constreñidas. Y, bajo esta premisa, ofreció una provocadora y participativa performance en la que estuvieron presentes todos los elementos que identifican al flamenco actual y todas las aristas culturales y sociales que conviven en Sevilla, contrapuestas de una forma fresca y desvergonzada.
El arranque lo dio el cantaor Tomás de Perrate pregonando coles y habas a las mujeres hermosas desde el Muelle de la Sal. Justo abajo, junto al Monumento a la Tolerancia de Chillida, cogía el testigo el bailaor y coreógrafo José Galán, que protagonizó un emotivo flashmob inclusivo en el que decenas de participantes demostraron que no hay barreras que impidan poner el alma a compás, mientras José Valencia y María Terremoto les cantaban por bulerías.
Desde ahí, comenzaba el pasacalles ‘No sin mi bata’ del Laboratorio de Investigación Escénica Improbataciones que recorrió con ritmo de fanfarria un abarrotado Puente de Triana entre oles, aplausos y las luces de las cámaras de teléfonos móviles.
Ya en el Altozano, comenzó la fiesta donde la Choni, David Bastidas y Alicia Acuña reinventaron las reuniones añejas invitando al público a sumarse al encuentro y despertando la curiosidad entre los turistas que preguntaban extrañados: «What’s happening?” minutos antes de que apareciera una draq queen vestida de gitana sobre unos zancos y otros artistas improvisaban una ronda de tangos de Triana que se tararearon a coro en toda la plaza.
Y luego, para un lado, inauguración de la exposición de fotografías de Javier Caró en la calle San Jacinto y, para el otro, encendido del ‘Racimo de candiles’ y puesta en escena de la obra ‘Persecución’ en la plaza de San Francisco. Y entre medias, todas las opciones que se quieran. Porque, al final, con lo que empezó esta Bienal cosmopolita y desprejuiciada es con una invitación a la celebración de la vida, con un canto a la libertad y con una llamada al disfrute.
Fotos: Oscar Romero – La Bienal
