Estela Zatania
Obituario
Guerrero de lo jondo, descanse en paz
Se siente un temblor largo y profundo que mueve y conmueve el delicado ecosistema del flamenco. Se ha ido Menese. El gran José Menese Scott. Es el presagio del fin de un tipo de flamenco claramente en vías de extinción. Con la desaparición de sus coetáneos Juan Habichuela y Juan Peña Lebrijano hace pocas semanas, es demasiado dolor en tan poco tiempo. Imposible procesarlo.
Nació en el '42, pero lo hemos contemplado como el eterno «recién llegado». El que fuera escogido por su paisano morisco, Francisco Moreno Galván, poeta y pintor, para ser «el cantaor de La Puebla de Cazalla». Esa cara con la mirada decidida, joven paladín y defensor del cante clásico como lo recibió de don Antonio Mairena. Los historiadores lo recordarán como la última voz de una generación que nunca se dejó llevar por la movida contemporánea.
Apoyado por intelectuales de la época, como José Ma. Caballero Bonald o Fernando Quiñones entre otros que dieron dimensión en tiempos culturalmente revueltos, alternó con cantaores grandes en el tablao Zambra donde entró a trabajar en 1963. Premio Nacional del Disco de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces, Premio de Mairena del Alcor , destacadas actuaciones en el Olympia de París son sólo unos cuantos hitos de una larga e impecable carrera que ha abarcado seis décadas.
Tan conservador en el cante como contestatario en los versos, era largo por las formas más duras, además de conocedor y continuador de los palos menos conocidos. No había cante que no dominara e interpretara con rigor, honestidad y sabiduría
«El flamenco está mejor que nunca», «no se ha perdido nada»…son frases repetidas a diario por miles de bocas indiferentes. Esta mañana del 30 de julio, 2016, La Puebla de Cazalla está de luto, y toda la afición flamenca siente una pérdida real e importante que no se va a asimilar en mucho tiempo.