Texto: Estela Zatania
«La Fabulosa Guitarra de Paco de Lucía» …así se llamó su primera grabación en solitario… silenciada para siempre.
La tristeza latente que siempre parecía estar presente en él, hoy está en todos nosotros. Toda la afición flamenca, y todos los amantes de la música y de la cultura, el mundo entero llora la desaparición terriblemente prematura de nuestro Francisco Sánchez Gómez, «Paco de Lucía”.
Nos cuentan que murió mientras descansaba en una playa mexicana con sus hijos chicos. Así, calladamente, con la misma naturalidad que tocaba la guitarra, se marchó este “maestro de maestros”, y por una vez no es simplemente una frase manida. Hoy en día ningún guitarrista flamenco puede afirmar no sentir, de alguna manera, la tremenda influencia de la revolución que Paco de Lucía puso en marcha hace casi 50 años. En el artículo “Apuntes nostálgicos”, citamos las palabras de Tomatito, máximo continuador de la escuela de Paco: “¿Quién no suena a Paco, Dios mío? Es imposible. Ha cogido tantos caminos, ha abarcado tanto… es el jefe, es el Dios de la guitarra.»
Además de intérprete, un compositor instintivo de gran sensibilidad y originalidad. Premio Príncipe de Asturias de las Artes, además de Premio Nacional de Guitarra del Concurso de Córdoba, Doctor Honoris Causa en la Universidad de Cádiz y del Berklee College of Music de Boston, USA, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes… Todo premio parece insuficiente para la magnitud del genio de Paco de Lucía. Hoy en día hay los que discutirían si fue Paco, o si fueron otros después que mayor influencia han ejercido en el flamenco del último medio siglo. Para nosotros que vivimos la época, no puede haber discusión alguna. Paco de Lucía cambió, revolucionó el flamenco de tal manera que nunca volvería a ser como antes; hasta el cante y el baile quedaron salpicados por sus innovaciones. Y fue con toda la intención del mundo. El joven consideraba que la música del flamenco tenía carencias, necesitaba crecer, ampliarse armónica y técnicamente. “La guitarra está cambiando y yo tengo una obligación con la gente que me sigue de abrir nuevos campos” declaró Paco en una entrevista del año 1986 cuando ya era máxima figura dentro y fuera de España, gracias principalmente al éxito sin precedentes de su tema “Entre dos Aguas”, que ha seguido provocando admiración hasta el final. Todos sus recitales incluían un guiño hacia ese tema del que unas cuantas notas discretas eran suficientes para despeinar al público.
Comienzos humildes en Algeciras donde su padre, el guitarrista Antonio Sánchez, le dio las primeras clases e inculcó al niño la disciplina que daría tan espléndidos frutos. “De Lucía”, porque así se llamaba su madre…un hermano mayor, el gran guitarrista Ramón de Algeciras. Las fotos con su otro hermano, Pepe, Los Chiquitos de Algeciras como llegarían a grabar al comienzo de los años sesenta, los dos en pantalón corto, es una imagen que queda en la retina de la memoria colectiva del flamenco. El legendario bailaor bailarín José Greco lo llevó a Nueva York todavía de adolescente. En aquel entonces, el jovencito callado que frecuentaba el estudio de Mario Escudero ya había despertado el interés de la comunidad flamenca neoyorquina, incluido el del maestro Sabicas al que el niño pidió conocer: un encuentro para la historia.
La colaboración con Camarón de la Isla sería decisiva en su trayectoria y en la historia del flamenco. Se complementaban a la perfección, y juntos diseñaron una nueva manera de sentir el flamenco, una mezcla de armonía contemporánea con un irresistible sonido canastero que llamó la atención de todo un público nuevo.
Otro encuentro histórico tuvo lugar unos años más tarde en el Festival de las Minas de La Unión cuando el joven guitarrista acompañó con sorprendente madurez al gran cantaor Antonio Mairena.
Guitarristas de otros géneros, con escasos conocimientos de flamenco, tocarían los temas más punteros como “La Barrosa”, sin saber siquiera que los flamencos decimos “alegrías” para esta forma. Paco renovó y elaboró otros palos por completo, creando todo un repertorio nuevo de paisajes y colores armónicos. Creó el formato del sexteto para la guitarra flamenca, exploró nuevas formas de trabajar el compás, abrió un mundo de posibilidades con las afinaciones alternativas y estableció un nivel técnico, desconocido hasta entonces, que ahora damos por la norma.
Hace diez años, con la edición de su grabación “Cositas Buenas”, Paco anunció que haría la última gira en enero/febrero del 2004. “Los discos están ahí y los conciertos se los lleva el viento”, declaró en aquel entonces. Pero no pudo ser, y el maestro siguió dando recitales hasta el final. Nos deja una amplísima discografía, y diversos libros se han escrito en torno a su vida y obra.
La camisa blanca, el chaleco negro, las piernas cruzadas y la cabeza echada para atrás en el éxtasis musical de su mente. Venga, Paquito, dile a Camarón que te cante aquello de “Al verte las flores lloran”.
Foto Paco de Lucía por Rafa Manjavacas
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Paco de Lucía en el Cante de las Minas