- MiraDas FlamenKas se da una vuelta con Fraskito por la Movida de los 80 y muestra la intimidad familiar del bailaor Julio Ruiz
- En Ochenteando, el cantaor de Elche reescribe musicalmente desde el flamenco éxitos del movimiento cultural más famoso de finales del pasado siglo en España
- En Azul como la piel del melocotón, el coreógrafo almeriense realiza un ejercicio catártico de recuerdos e impudorosa honestidad
Centro Cultural Pilar Miró
Pl. Antonio María Segovia, 6,
28031 Madrid, España
Cante y baile en la segunda semana de MiraDas FlamenKas, el festival que la Comunidad de Madrid organiza en el Centro Cultural Pilar Miró de la barriada de Vallecas. Si en Ochenteando, Fraskito propone un viaje personal a la música de la Movida de la década de los 80, en Azul como la piel del melocotón el bailaor almeriense Julio Ruiz realiza el sábado otro viaje, hacia su propia intimidad.
El viernes 18, el compositor, intérprete, multi-instrumentista, productor, arreglista y guitarrista flamenco Fraskito trae a MiraDas FlamenKas un puñado de canciones del famoso movimiento cultural de la década de los 80 adaptadas al flamenco. Para ello, el artista de Elche ha buscado similitudes entre las letras y sus circunstancias, y las raíces y forma de ver la música del propio Fraskito.
El artista ha tratado de asemejar las ideas de los temas de la Movida con los cotidianos de las letras flamencas, consiguiendo mantener el espíritu de las canciones de los 80 interpretadas por una guitarra, percusión, voz y coros dignos de cualquier palo del flamenco actual.
Tino Casal, Alaska, Mecano, Tequila, Burning, Ruby y los Casinos, Zombies… son algunos de los cantantes y grupos cuyos temas hacen recordar los que para muchos fueron los mejores de la Movida.
El sábado 19, el baile flamenco ocupa el espacio del Centro Cultural Pilar Miró con un espectáculo en el que el coreógrafo Julio Ruiz realiza un ejercicio catártico de recuerdos e impudorosa honestidad. Azul como la piel del melocotón es una inmersión en la propia vida del bailaor vertiendo en el escenario las relaciones con su madre, su padre, su abuela, con su primera compañera de baile y con la gente en general.
Aunque la danza y la música son la principal forma de expresión de este montaje, el texto, la instalación y lo performático tienen una considerable presencia, ubicando esta propuesta entre el espectáculo de danza y las artes vivas. El surrealismo y lo cotidiano se mezclan, además, manifestando la verosimilitud de lo fantástico.