Estela Zatania
Ya está en el cielo con Curro, su “hermanito del alma”. El barrio de Santiago fue su universo, el cante su juguete.
Uno de los personajes más carismáticos y emblemáticos del flamenco de Jerez de la Frontera, Fernando Carrasco Vargas “Fernando de la Morena” se acaba de marchar esta madrugada del día 6 de junio.
La noticia llegó antes de acostarnos. El mayor y más representativo de la generación pre Camarón de los veteranos jerezanos, los que conocieron las gañanías de la posguerra y el auge de los festivales de verano, no pudo con su enfermedad.
Jerezano a más no poder, cantaor instintivo de transmisión familiar que absorbió flamencura a raudales en las largas noches con sus madrugadas cuando de taxista en turno de noche transportaba a las figuras de la época como el Tío Borrico, Terremoto de Jerez o Manuel Soto “Sordera”, y compartía sus aventuras flamencas.
Nos deleitaba con sus “papas aliñás”, su curiosa pronunciación y el tremendismo de sus gestos, los ojos como platos, y nos hizo temblar con sus siguiriyas desgarradoras o su enorme soleá. Los “ayes” tan suyos, pura personalidad en esta época pobre de personalidades. Chispa e inventiva en el cante festero, profundidad y conocimientos en los cantes duros, de repertorio corto y transmisión larga. Dejó su impronta en las formas más clásicas. Cantaores de este corte ya no nacen.
Personalísimos sus fandangos, que si “a la una, a las dos y a las tres”, del Niño de los Barrios. Los cantes de trilla, brillantemente aflamencados, quizás su mayor aportación, basados en sus recuerdos de los cortijos, han sido un ejemplo seguido por jóvenes dentro y fuera de Jerez.
En una entrevista que hicimos hace unos años, Fernando expresó su disconformidad con el vanguardismo en el cante. Dejemos que el desaparecido maestro tenga la última palabra: “aquel que quiera hacer flamenco y vaya montado en esas costumbres, y hace esa fusión y estas cosas que están haciendo hoy en día, cuando quieran volver a cantar una siguiriya como Dios manda, no van a coger el sitio, lo van a ignorar. Yo ofrezco mi respeto a todo el mundo, pero que yo me quedo con la raíz del cante. Todo concepto musical tiene un comienzo, y si te apartas de la raíz… Ya sé que todo tiene que evolucionar pero con otro sentido, que lo que yo escucho hoy, eso ya no es flamenco…”