Día de presentaciones, la más destacada la del nuevo trabajo discográfico de Juan Peña ‘Lebrijano’, «Me llamo Juan». De parte de la Diputación de Badajoz, un magnífico CD recopilación de las grabaciones de Porrinas de Badajoz, y a mediodía el pintor David Zaafra presentó su trabajo «Visiones de Camarón».
Manuel Curado fue el encargado de presentar el libro «Cádiz,
cuna de dos cantes» de Javier Osuna García, y el que se llevó
la última Lámpara Minera de La Unión, Rubito hijo,
presentó su primer trabajo discográfico «A Tomillo
y Romero» con el apoyo musical de Manolo Franco. Manuel Martín
halagó los atributos del joven cantaor haciendo hincapié
en su respeto por las raíces.
A la hora de comer el auditorio grande se llenó hasta la bandera
gracias la actuación difícilmente etiquetable, pero indudablemente
marchoso y original de Ojos de Brujo.
Rubito Hijo & Manolo Franco
Entre cita y cita hemos podido saludar a Miguel Poveda, Antonio el Pipa,
Matilde Coral, El Nano de Jerez, Pansequito y muchas otras figuras que
habían acudido a esta cita obligada para el flamenco.
Por la tarde hemos vuelto a encontrar el arte y la flamencura de bailaora
Carmelilla Montoya, aquella que fuera niña prodigiosa de la familia
Montoya en los años setenta en pleno auge de la mítica pareja
Lole (Montoya) y Manuel. El apoyo cantaor de tres voces femeninas incluía
la de la gaditana Encarnita Anillo que dio la chispa a un fin de fiesta
que puso el público de pie como de una pieza.
Carmelilla Montoya
Tarde de lujo con dos voces jóvenes de máxima actualidad.
Por un lado la granadina Marina Heredia llenó el pabellón
grande con sus cantes y canciones aflamencadas interpretadas siempre con
la sensibilidad que le caracteriza. En el auditorio dos jóvenes
componentes de la compañía de Antonio Canales, el cantaor
Rafael de Utrera y el tocaor Daniel Méndez de Morón de la
Frontera, ambos a punto de caramelo, demostraron que la juventud no está
reñida con el buen gusto y el respeto por la tradición.