(1912-2011)
Hace 58 años salió a la luz el magnífico largometraje “Duende y misterio del flamenco” de Edgar Neville. En este documento de incalculable valor intervienen figuras inolvidables como Aurelio Sellé, Farruco, Fernanda y Bernarda de Utrera o Pilar López. Y en la compañía de ésta, aparecen dos bailaores bailarines mexicanos que llegarían a formar el legendario dúo de Roberto Ximénez y Manolo Vargas. El martes, 8 de febrero, a los 98 años, falleció Manolo Vargas en la capital mexicana. Nacido en 1912 como José Aranda, debutó en 1942 con La Argentinita en el Carnegie Hall de Nueva York, y en 1946 entró a formar parte de la compañía de Pilar López que le dio el nombre de “Manolo Vargas” (no hay que confundirlo con el cantaor gaditano del mismo nombre). Fue José Greco que lo animó a estudiar baile flamenco. Después de intervenir en la película de Neville, en 1954 formó compañía propia con su paisano Roberto Ximénez. Gracias a la elegancia y originalidad de los dos artistas, el nombre de la compañía Ximénez Vargas dio la vuelta al mundo, ganando la simpatía del público y los elogios de la crítica. Después de la disolución de la famosa pareja, Manolo Vargas se dedicó a formar jóvenes bailarines y a crear coreografías, y a sus 98 años seguía dando clases de danza flamenca. En el año 2010, se editó una biografía, “Manolo Vargas, una vida dedicada a la danza” de la mano de Homero Alonso Martínez. |