Estela Zatania
Esta década está resultando la de la despedida de la última generación del flamenco clásico, antes de la revolución/evolución de Camarón y Paco.
Ahora hemos perdido a uno de los grandes, símbolo de una forma de tocar la guitarra que es puramente granadina.
Juan Carmona Carmona, el gran Juan Habichuela para la afición. Cuando se habla de Granada y la guitarra flamenca, es inevitable pensar en la saga de los Habichuela que abarca varias generaciones, siendo Juan el patriarca hasta su desaparición.
Lo conocí en la Expo de Nueva York en 1964 cuando acompañaba a Manuela Vargas con el cante de Fosforito entre otros. Impresionante toque poderoso y punzante, un sonido cristalino y compás que crujía. La escuela granadina por antonomasia, como la heredó de su familia, y del legendario Juan el Ovejilla.
Volvió a Nueva York en 1986 con el gran espectáculo «Flamenco Puro»
Como otros granadinos, empezó como bailaor siendo todavía un niño. Su gran afición al cante, además de sus conocimientos del baile, alimentaron su capacidad de elevar el arte del acompañamiento a un nivel que marcaría el camino de toda una generación. Acompañaba a figuras como Mario Maya, Fernanda Romero, Gracita de Sacromonte, Manolo Caracol, Antonio Mairena, Camarón, Jarrito, Chano Lobato, Enrique Morente o José Mercé entre muchísimos otros, además de formar pareja artística con Fosforito. Su acompañamiento al baile de Manuela Vargas, estableció formas que durante años se harían imprescindibles.
Premios de Córdoba, Compás del Cante, Calle de Alcalá, el de la Cátedra de Jerez, objeto de homenajes y numerosos galardones. La afición está de luto por una leyenda que abarca siete décadas de la historia del flamenco. Aparte de su hermano, el gran guitarrista Pepe Habichuela, la saga continúa con la joven promesa de Juan Habichuela nieto, que se ha destacado con el primer premio de guitarra de La Unión.
Adiós maestro.