Con coreografía, baile y dirección del creador granadino, la obra es un canto a la libertad del movimiento, al transformismo y a la pluralidad del baile, alcanzada en escena por siete bailaores que exploran y bucean en el universo de lo femenino desde lo masculino
Obra coreografiada, dirigida y también bailada por el granadino Manuel Liñán, el creador andaluz ha sabido aunar en la celebración de ¡Viva! parte de la memoria más íntima de su infancia con el grito por la libertad de la transformación, lo que le ha valido en 2020 el Premio Max del Público, gracias a los votos emitidos a través de la aplicación online #VotaMax y en la sección de votaciones de la web oficial de los Max. Es la tercera vez que los Premios Max de las Artes Escénicas otorgan este galardón especial – que se suma a los Premios Max de Honor y Max de Carácter Social, así como a las 19 categorías a concurso -, con el que se desea reconocer el espectáculo favorito de esta temporada para los aficionados a las artes escénicas. Este año 2020 han participado en el sufragio un total de 4.271 personas, y se contabilizaron 5.551 votos, de los cuales 894 fueron para ¡Viva!.
Liñán y el resto de integrantes de este espectáculo -Manuel Betanzos, Jonatán Miro, Hugo López, Miguel Heredia, Víctor Martín y Daniel Ramos- recibirán el galardón el próximo 7 de septiembre, si las circunstancias sanitarias lo permiten, en la gala de la XXIII edición de los Premios Max de las Artes Escénicas, organizada por la Fundación SGAE en colaboración con el Ayuntamiento de Málaga, el Teatro Cervantes y el INAEM. La ceremonia será también retransmitida en directo a las 20h en La 2 de TVE.
“Este premio es un gran honor que nos ha llenado a todos de alegría, viene de un público que nos ha arropado mucho. Estamos emocionados de ver su reacción con este espectáculo y toda esa aceptación”, han sido las palabras del coreógrafo y bailaor granadino, que aprovecha también para recalcar su agradecimiento, sobre todo, en plena crisis de pandemia: “las circunstancias para los creadores y el mundo del arte cambian cada día, vivimos mucha incertidumbre. De momento, intentamos reubicarnos, luchar y mantener toda la ilusión, para que poco a poco podamos ir volviendo a los escenarios y seguir sustentándonos de nuestro trabajo en el mundo de la cultura».
Libertad y defensa del travestismo
La idea de ¡Viva! surgió de su memoria más íntima de la infancia, pues de pequeño se encerraba en su cuarto y se vestía con la falda verde de su madre, se adornaba el pelo con flores, se maquillaba y bailaba a escondidas: “ese baile era impensable fuera de esas cuatro paredes”, afirma Manuel. En unas circunstancias donde reglas sociales y artísticas de algún modo imponían que el artista se manifestara según su género, del aislamiento de la ilusión, el deseo y la necesidad nace esta obra que ha conseguido el Max del Público. “¡Viva! persigue trasladar el hecho del travestismo, tratarlo con honestidad y con formalidad, porque se convirtió en un hecho íntimo por miedo a las represalias sociales y artísticas. Socialmente, supone un grito a la libertad, lo que reivindicamos es hacerlo público y, para ello, quise contar con determinados compañeros que intuía y conocía podrían haber vivido experiencias similares a la mía”, aclara el bailaor.
En lo que respecta a lo artístico, le apetecía que “fuera un trabajo en común, una celebración en grupo, y que pudiera mostrar las distintas pluralidades que tiene el baile, sus distintas formas y la singularidad de cada una de ellas”. Junto a seis bailaores-bailarines, encargados de explorar y bucear en el fascinante universo del travestismo, exponen así la parte formal de estas identidades, que forman su propia naturaleza, entendiendo la transformación “no como una manera de enmascararse, sino más bien una desnudez” ante el público.
Ideado por el propio Liñán, que tomó también de referencia un extracto de Juego y teoría del duende de Federico García Lorca, el montaje cuenta con Alberto Velasco como asesor de escena, la dirección musical de Francisco Vinuesa y la ayuda en la coreografía del resto de intérpretes: los mencionados M. Betanzos, J. Miro, H. López, M. Heredia, V. Martín y D. Ramos (estos últimos, cedidos por el Ballet Nacional de España).
Este canto a la libertad del movimiento, donde lo masculino abraza a lo femenino como propio, “y los patrones de género en el flamenco se rompen desde la alegría y el gozo”, tomará las tablas del Generalife de Granada del 3 al 12 de agosto. En septiembre pasará por Alcalá de Henares y hará lo propio en Burgos en octubre, como paso previo del nuevo espectáculo que Manuel Liñán y Compañía tienen entre manos, Performance, que verá la luz el próximo octubre en el Teatro Conde Duque de Madrid.