- El estreno absoluto de ‘Aquello que reluce’, de Gualberto, y el quejío eléctrico de Salazar despiden MiraDas FlamenKas
- El miembro del mítico grupo andaluz Smash rememora en su espectáculo del sábado los años de la creación de la banda a finales de la década de los sesenta y su descubrimiento del sitar
- El dúo que forman Bego Salazar y Xavi Lloses une el viernes la voz telúrica de la cantaora salmantina y el piano neorromántico del catalán
Gran celebración para despedir el próximo sábado el festival de la Comunidad de Madrid MiraDas FlamenKas, con la presencia de una de las leyendas del rock andaluz, Gualberto, fundador del mítico grupo Smash.
El cantante sevillano estrena en el último concierto del festival Aquello que reluce, una rememoración musical de una etapa fundamental en su vida artística, desde la fundación de Smash al descubrimiento del sitar, el instrumento esencial de la música india, que él introdujo en el flamenco. El viernes, el dúo Salazar presentará en el mismo escenario del Centro Cultural Pilar Miró Arquitectónica de un quejío, la unión de la voz telúrica de Bego Salazar y el piano neorromántico de Xavi Lloses.
1967 es una fecha clave en la música andaluza. Fue entonces cuando se creó la banda de rock Smash, cuya vida musical duraría hasta 1973. Seis años después, uno de sus fundadores plasmaba en un disco portentoso (Gualberto y Agujetas) la fusión del arte jondo con el sitar indio. Entre estos márgenes discurre el espectáculo que pone colofón a la tercera edición de MiraDas FlamenKas, que se ha venido celebrando los fines de semana desde el 11 de noviembre.
Actualizando aquellos momentos musicales, Gualberto amplía su repertorio en Aquello que reluce con nuevas músicas propiciando un choque de culturas desde las mismas raíces. Mueve a la admiración la presencia del músico andaluz en MiraDas FlamenKas. Camino de los 80 años, su trayectoria prolífica y experimental lo han convertido en un sabio. Jovencísimo, con 17 años, dejó los estudios y formó el grupo Los Murciélagos con el que entró en el mundo del rock. Casi enseguida, en 1967, estableció Smash y las bases de lo que luego se conoció como rock andaluz.
Tras la disolución del grupo, Gualberto viajó a Estados Unidos donde estudió música y se inició como compositor. Se integró en la Yoga Symphony Orchestra y formó un grupo con Diwan Mothihar, célebre sitarista indú. A partir de ahí ya no se despegó del sitar. Tras ese desembarco, el inquieto guitarrista sevillano introductor de la psicodelia en España, anduvo compadreando con Manuel de Los Santos “Agujetas”, gitano jerezano de cante desabrido y feroz que se espeja en el de los antiguos.
Tras algunas actuaciones juntos, grabaron en 1979 Gualberto y Agujetas, un disco que fusionó el cante jondo con el sitar. En estos años, el músico sevillano realizó múltiples arreglos orquestales, en los que compaginó la instrumentación flamenca (palmas, voz, guitarra, etc.) con la clásica (cuartetos de cuerda, tríos de viento, etc). Grabó varios discos (Puente mágico, Sin comentario), compuso por encargo (Cuarteto Bienal, Cuentos de la Alhambra) y obra propia (Turruñuelo, Crisol, Contrastes).
En 1989 empezó su colaboración con la guitarra de Paco del Gastor que se mantiene en la actualidad y que ha dado lugar a innumerables conciertos dentro y fuera de España. Su presencia en la Bienal de Flamenco de Sevilla le sirvió de plataforma de presentación de sus investigaciones musicales.
Ya en el 2000 presentó Constelación flamenca para voz soprano, violín, flauta, contrabajo, percusión, sitar veena y guitarra flamenca, obteniendo un gran éxito de crítica. Durante el nuevo siglo ha mantenido firme, incansable, su pulso compositivo y su actividad concertística (con el estreno, por ejemplo, de su concierto Caminos del aljarafe, para quinteto de viento, y Mis cuerdas, obra para piano, cello, guitarra flamenca, guitarra eléctrica y sitar).
Actualmente sigue tocando tanto en solitario como con diversas formaciones de carácter clásico rockero o flamenco y haciendo música para documentales y de cámara con sus propias composiciones. En 2020 estrenó Duende eléctrico, escrita para grupo de rock psicodélico.
Paisajes hipnóticos
Para entender la singularidad y la idiosincrasia de Salazar, solo hay que ver la distancia que separa a sus dos componentes: los 1.000 kilómetros que hay entre Salamanca y Sant Feliu de Guíxols, que no son ningún obstáculo cuando la química no deja duda alguna al escuchar el fruto de tan insólita unión.
La voz de Bego Salazar, telúrica y sembrada de quejíos, retuerce las entrañas de tierra añeja. El piano neorromántico y minimalista de Xavi Lloses, construye paisajes hipnóticos, altamente sofisticados, con un espectro inesperado entre el vanguardismo eléctrico y el arte sonoro.
Bego Salazar, de origen salmantino, lleva en sus venas el gusto y el arte flamencos. Hija de padre gitano, después de haber compartido escenario con Jorge Pardo, Juan Antonio Salazar, Jerónimo Maya, Dani Macaco, Juanito Makandé y, como vocalista, Las Migas, comenzó su carrera en solitario junto a Xavi Lloses creando el proyecto Salazar.
Lloses se declara como antipianista, compositor y terrorista sonoro. Artista multidimensional ecléctico y polivalente, desarrolla su hiperactividad por todos los caminos que le brinda el arte. Sumergido en varios proyectos, ha trabajado y producido trabajos de artistas como Lluís Danés, Marina Rossell, Gerard Quintana, Jaume Sisa o Nico Roig.
Aunque estas actuaciones cierran las ocho programadas en MiraDas FlamenKas, aún podrá verse hasta este sábado en el Centro Cultural Pilar Miró la exposición conmemorativa dedicada a Juanito Valderrama, uno de los grandes artistas del flamenco y la canción española del siglo XX.
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