Silvia Cruz Lapeña
El Ciutat Flamenco cumple 25 años, la misma edad que tenía Enrique Morente cuando grabó su primer disco, y teniendo en cuenta que el de Granada fue el primer artista que cantó en este festival, quizás sea una señal de que es un buen momento para cambiar de rumbo. El viraje empezó el año pasado, cuando dejó de tener como única sede el Mercat de les Flors, y sigue en 2018 porque el Ciutat abandona del todo el templo de la danza contemporánea en Barcelona para extenderse por casi todos los barrios de la ciudad. El arranque, por ejemplo, tendrá lugar en la Sala Apolo y en el Paralelo, de la mano de un grupo de la tierra, Aurora, que inaugura el evento el día 17 con una propuesta entre el flamenco y el jazz cuyo directo le ha dado muy buenos resultados en el último año.
Quizás para marcar distancias con ediciones anteriores, en los que el Ciutat Flamenco abrió con propuestas de baile muy fuertes como las de Rocío Molina o Israel Galván, la de 2018 está más centrada en la música y en el cante. De Huelva, por ejemplo, llegan dos pesos pesados: Argentina, que presumirá de voz repasando varios cantes escogidos de sus cincos discos, y Arcángel, que llega con las Nuevas Voces Búlgaras a la Sala Barts, el mismo escenario donde hace unos meses homenajeó a Enrique Morente en el réquiem que organizó el Taller de Músics.
También están en el programa artistas curtidos en Barcelona y con mucho recorrido: La Tana y Chicuelo, que actuarán junto el día 20 en El Born Centre de Cultura i Memòria, sumando otro espacio a un festival que empezó en Ciutat Vella, se instaló luego en Poble Sec, y desde el año pasado se ha propuesto tomar la ciudad entera.
Nueve escenarios
Por ese mismo motivo, Ana Morales y José María Gallardo presentarán en la Sociedad Flamenca Barcelonesa El Dorado el único espectáculo específico de danza del festival, uno en el que ambos recrearán músicas y ambientes de la segunda mitad del siglo XIX. En el otro extremo, Jorge Pardo, que el día 22 toca en la Sala Apolo con su “flamenco mezclado con una amalgama de jazz y música urbana», según indico el responsable de producción del evento, Xavi Torres, que también indicó que era una de las actuaciones más arriesgadas.
En una línea parecida, el Ciutat recibe también a Rycardo Moreno que llega con su aGaleano, la lectura que hace el guitarrista de Lebrja del Libro de los abrazos del escritor uruguayo para la que le acompañará la voz de la cantaora jerezana Lela Soto. La otra apuesta, arriesgada y esperada, es la que une a Mariola Membrives con la Piccola Orquestra Gagarin en la Sala Hiroshima. La idea es juntar la voz de Membrives con el free jazz meridional del grupo de músicos y dejarse llevar. Así de simple y así de difícil, pero el talento de los Gagarin es indiscutible y Membrives ya demostró con su revisión del Omega que está en disposición de afrontar retos como este e incluso mayores.
Música de virtuoso y principiantes
El que llega al festival a demostrar que el flamenco también es cosa de virtuosos es Enrike Solinís con el Euskal Barrokensemble. Su concierto se celebrará en el Auditori de Barcelona el 26 de mayo y es una versión del “Amor brujo” en la que Solinís intentará explotar la vena más flamenca de Manuel de Falla. No hay que perdérselo porque además de Solinís, músico de una calidad fuera de lo común, viene en el grupo Pablo Martín Caminero, contrabajo que está aumentado de dimensión lo jondo.
El Ciutat también tendrá un espacio para los más jóvenes, pues en Barcelona no paran de nacer y de crecer flamencos, algo en lo que tiene mucho que ver el Taller de Músics. Por eso, el 19 de mayo el Palau de la Música Catalana acogerá el espectáculo Flamenkat y el 21 se podrá ver y escuchar Tablao de Músics, un grupo de alumnos del Taller dirigidos por David Leiva que será una buena manera de mostrar la savia nueva, la que está llamada a seguir con el festival los próximos 25 años.
Consulta la programación en la Agenda de Flamenco de Barcelona.