- El baile tradicional y moderno de Eduardo Guerrero en Debajo de los pies se exhibe en Teatros del Canal al ritmo del flamenco
- El bailaor y coreógrafo andaluz se inspira en el Jardín de las delicias, de El Bosco, en un montaje que presenta el 10 y 11 de enero con dirección y dramaturgia de Mateo Feijóo
Tradición y modernidad se entrecruzan en el espectáculo más reciente del bailaor y coreógrafo andaluz Eduardo Guerrero, Debajo de los pies, que Teatros del Canal presenta el 10 y 11 de enero en su Sala Verde.
Con la inspiración puesta en el Jardín de las delicias, la misteriosa obra de El Bosco, que se exhibe en el Museo del Prado, Guerrero pinta en colores como en un lienzo (con un dominante blanco) los movimientos de este montaje que avanza al ritmo de distintos palos del flamenco (alegrías, zambra, tangos, serrana…).
A Eduardo Guerrero le secundan en el baile Sara Jiménez y Alberto Sellés; Ismael de la Rosa «El Bola» en el cante, Joselito Acedo en la guitarra y Manuel Reina en la batería.
Con Debajo de los pies, Eduardo Guerrero invita a participar de este universo, conformado por preocupaciones vitales. Desde lo personal trata de construir una narrativa universal en constante diálogo con su equipo, en un trabajo que marca una nueva etapa en su obra. Por él recibió el pasado año el Premio Lorca a Mejor Intérprete Masculino de Danza Flamenca.
La obra, que cuenta con la dirección y dramaturgia de Mateo Feijóo y la dirección musical de Joselito Acedo, tuvo su origen en 2017 a partir de un proceso de búsqueda “de lo más terrenal”, según el artista, interrumpido por la pandemia y retomado una vez que pasó este momento, del que traslada al escenario su estado de incertidumbre, planteando conflictos sociales, la falta de comunicación y la individualidad excesiva.
Eduardo Guerrero (Cádiz 1983) comenzó a bailar con 6 años, y a los 16 ya formaba parte de elencos de primeras figuras como Aida Gómez, Javier Latorre, Eva Yerbabuena, Antonio Canales y Rocío Molina, con quienes giró por todo el mundo y fue perfilando así su carrera profesional.
A partir de 2011 comienza a estrenar sus propios espectáculos: De Dolores (2011), Las minas (2012), Retorno (2013), El callejón de los pecados (2014), Desplante (2015), Guerrero (2016), A solo piece for a flamenco dancer (2016), Faro (2017), Sombra efímera (2018) y Sombra efímera II (2019). Con estas últimas creaciones comienza, junto con el director artístico Mateo Feijoo, un arduo trabajo de investigación y cambio en sus formas, evolucionando a la contemporaneidad de las líneas.
Con ellas Guerrero participa en los más importantes eventos sorprendiendo y emocionando a crítica y público. Es el momento de este bailaor, que con una estética actual, una técnica depurada, un profundo conocimiento de la esencia del flamenco, su talento y su enorme fuerza vital, se ha posicionado entre los grandes nombres de la danza internacional.