Estela Zatania
Después de varios días de la más intensa preocupación por la salud de Alejandro Segovia Camacho, «Canela de San Roque», este maestro del cante, de 68 años, se nos ha ido.
Todo el peso de su cante, impactante, rabioso y profundo siempre, hoy expresa lo que siente la afición ante esta pérdida prematura e inesperada.
Nacido en San Roque, Cádiz, en 1947, familia de los Jarrito, el Canela se prodigó relativamente poco, teniendo en cuenta la magnitud de su talento. Diversos reconocimientos importantes, más notablemente el de Mairena, el Melón de Oro o la Palma de Plata entre muchos otros, avalan su trayectoria. Pero, fue a partir de su intervención en el 2001 en la serie de televisión, Puro y Jondo, que la afición tomara nota de este hombre, artísticamente maduro e íntegro, con una flamenquísima voz y un brutal poder comunicativo.
En octubre del año pasado, Canela de San Roque y su hijo, el cantaor José Canela, ofrecieron un gran recital de cante en la Sala García Lorca de Madrid, dejando constancia del dinámico decir y largos conocimientos de padre e hijo. Un recital anterior del padre, en la Sala Juglar de Lavapiés, también en la capital, acompañado por Curro de Jerez a la guitarra, quedó registrado en CD para la venta.
Nos quedamos con las palabras de Carlos Martín Ballester, presidente del Círculo Flamenco de Madrid, gran conocedor del cante, amigo y admirador del cantaor desaparecido:
«Con Canela de San Roque se nos va una figura imprescindible del cante flamenco. Heredero de una tradición cantaora fundamental en el Campo de Gibraltar, supo incorporar una multitud de influencias sabiamente escogidas: Mairena, Perrate, Mojama, Calzá… A todo ello hay que añadir un elemento básico: la musicalidad de su voz, que tejía los cantes con una flamenquería inédita. Tantas vivencias a su lado en multitud de reuniones hacen imposible destacar una en particular. Me quedo con todas. Gracias, amigo».