Antón Pucho Álvarez conversa con el público sobre “La guitarra Flamenca de Yerai Cortés”
La película “La guitarra flamenca de Yerai Cortés” es una ópera en la que se desvela un drama en el que está implicado un creador de talento mayúsculo que es uno de los cien mejores guitarristas de la historia del flamenco. ¿Hace falta preguntarse quiénes son los otros 99?
Olviden los documentales flamencos que han visto hasta ahora, incluidos los de Carlos Saura. “Esos son muy bonitos y están muy bien, pero son muy payos” le dijo Yerai a Antón “Pucho” Alvarez. Olviden el documental sobre C Tangana “Esa ambición desmedida” que no desvela la complicidad que existe entre el director de cine y el guitarrista.
Aquí no se van a enterar de la carrera de Yerai, ni de sus gustos, ni de sus maestros, ni cómo ha llegado a ser uno de los grandes de la guitarra. Ni de su fabuloso espectáculo “Vuelta al uno” en el que Rocío Molina lleva el compás con petazetas, un chicle que le estalla en la boca a la diva y con el que Yeray inventa colores nuevos.
Yo escuché el disco antes de ver la película y ahí es donde sospecho que C Tangana me sigue y se inspira en mis hallazgos. Probablemente ni siquiera sabe quién soy; así que conciliemos en que gracias a la mecánica cuántica ha encontrado las mismas soluciones que uno había puesto en práctica en las playlist que realicé para RadioGladysPalmera en las que troceaba canciones y parlamentos para conseguir el flow que andábamos buscando. Llegar a esa conclusión a mí me ha llevado toda mi carrera mientras que C Tangana lo ha hecho en un par de años.
Los protagonistas de la película son Yerai Cortés, su padre Miguel, su madre María, su novia Tania y Pucho en el papel de confidente y “desvelador” del secreto familiar que “ha de ser contado”.
ANTE TODOS USTEDES C TANGANA, PERDÓN ANTÓN ÁLVAREZ
C Tangana acude a una sesión con público de pago que se celebra en los cines Verdi de Madrid. Cuando el moderador da paso a las preguntas, levanto la mano (las ruedas de prensa son delicadas con periodistas que tienen objetivos distintos). Empezar bien condiciona el encuentro del artista con el personal sean periodistas o gente común.
Me interesa saber cuando ocurrió su deslumbramiento por Yerai y por qué no aparece esa relación tan próxima en el documental “Esa ambición desmedida” que revela la trastienda de la gira de El Madrileño. Ahí Pucho cuenta que la primera secuencia que se rueda de la película de Yerai es la que ocurre en el tablao Villarosa con Farruquito y Remedios Amaya “eso se seguirá escuchando dentro de 50 años” asegura.
Esa canción “Es tanto lo que me callo” es la que impulsa al resto de la película y está rodada durante la gira de El Madrileño. Hay un momento en que suena de fondo de una escena familiar y Pucho se la enseña a los protagonistas de la película que se apiñan en torno a su móvil. Seguramente es la primera ocasión en el film en la que se disipa el misterio y el drama para conjugar el arte. La canción está preñada de dolor, y un rato después la vemos en la pantalla grande. Los micros de ahora parece que funcionan con el zoom y eso acentúa la inmersión en la escena.
Canta Remedios Amaya que no se pude aguantar. Tiene razón Pucho, esa secuencia ya ha quedado para la historia. El disco también tiene sentido y tiene mucha música que funciona con -y sin- el drama que se cuenta y que se va desvelando paso a paso.
El público que ha llenado el cine Verdi pregunta desde todos los ángulos de la pasión. ¿Qué música me recomiendas? Y Antón no dice ni un nombre, le recomienda que se vaya al directo a una juerga de flamencos que es ahí donde ocurren esas cosas, no en los escenarios. Se le olvida que para llegar a ese nivel de experiencia hay que ver mucho flamenco y, a ratos, el artista no está, no tiene el día. A veces, lo que pasa es que el que no tienes el día eres tú y los duendes pasan por delante de ti y ni te enteras. Cuentan los antiguos que el cante bueno se daba en los cuartos de cuando los señoritos escogían al guitarrista, al cantaor y a los palmeros. Eran tiempos en que algunos señoritos sabían lo que vale un peine. Como C Tangana que se llevó a Yerai y a un puñao de flamencos a la gira de El Madrileño, eso cuesta un dineral y quizá por eso C Tangana parece tan distante ante las cámaras de “Esa ambición desmedida” el documental en el que él es la puñetera estrella.Y esa es la clave de que parezca que a C Tangana se la suda todo.
Antón-Pucho estaba en otra dimensión, la música de Yerai y la historia que había que contar. Antón había sido tocado por los duendes y lo de llenar estadios o perder una fortuna carecía de sentido. La vida y lo que merecía la pena estaba en el otro lado.
La ambición verdadera consiste en escuchar la música que te impulsa como cohete y te hace salirte del planeta. Por eso ha hecho esta película, porque las que protagonizaron otros flamencos como Camarón, Morente o Paco de Lucía no aguantaron ni una semana en la cartelera.
Ya lo creo que Pucho tiene ambición, la más grande de todas.
El encuentro con el público resulta estimulante. Uno confiesa que se ha dormido a ratos, lo que le obsesiona -cuando se despierta- es por qué en este país no se escucha flamenco; luego confiesa que le ha impresionado lo que ha visto. Una mujer inquiere sobre la manera de preparar las entrevistas y Pucho confiesa que de todas las cosas que probó, la que mejor funcionaba era la que ha utilizado, él haciendo las preguntas. Aclara que no está haciendo un documental sociológico sobre los gitanos. Es una película que va desvelando el secreto de una historia familiar.
Una niña de once años (o quizás un niño) busca agarraderas y pregunta:
-¿Tú que escuchabas cuando tenías once años?
Antón saca los recuerdos infantiles a pasear… los primeros discos que se compró de rap, el punk de los Green Day, el directo de Ketama, los discos de sus padres…
No, nadie ha mencionado a Rosalía. Nadie parece relacionarlo con ella. Nadie recuerda el video-clip de “Antes de Morirme” (2016) previo a “Los Ángeles” y al “Malquerer” en el que colaboró C Tangana en varias composiciones.
Pero nadie parece sospechar que las puestas en escena de los últimos shows de C Tangana y Rosalia nos cuentan que viven en mundos separados en una discusión constante. Pucho puso a un montón de flamencos en escena. Rosalía se presentó sin músicos, sólo bailarines. Puede ser una casualidad… ¡Serindipia!… O la obra de la mecánica cuántica que en lugar de encontrar respuestas comunes a las mismas preguntas, lo que encuentra es lo opuesto. Si tú no haces flamenco, lo hago yo.
Pucho recalca que su película le ha generado una frustración enorme que tiene toneladas de entrevistas que no ha utilizado y que, de momento, no ha seguido el consejo que le da Miguel a su hijo Yerai para que éste grabe con CTangana con unas bases modernas. “Yerai se niega, nunca se sabe” dice el director de cine.
Recordemos el juego de las equivalencias entre el pop y el flamenco. Entre la película y el documental. El drama y la música. El dolor y el placer. C Tangana y Rosalía. C Tangana y Antón Álvarez. El flamenco clásico y el que está por ser imaginado. Yerai y su madre. Yerai y su padre. Yerai y su novia Tania. Pucho y Yerai. No sé pierdan la película. ¡Vayan al cine!
Trailer de la película