Carta a Dña. Pilar López, por Mario Maya.
“La inmortalidad del artista es saber mirar”. Ella siempre tubo el instinto de sabiduría y ha sido, ejemplo de nobleza dentro de una profesión hoy desacreditada. Prefiero su sabiduría y su humanidad profunda. Mi intención fue invitarla el 2 de febrero al estreno en el Teatro Albéniz de Madrid, al espectáculo “Mujeres”, el cual soy su director. Pero se negó a salir de casa, ya su sonrisa me pareció amarga – como son las sonrisas que se escapan de los labios sin pedir permiso. Las profundas ojeras se comían el brillo de su mirada. Baryshnikov comenta que uno es un bailarín hasta que se muere; esto le ha pasado a Dña, Pilar. Yo creo que la danza no necesariamente sigue una lógica racional, sino más bien orgánica de la imaginación. Por ello se habla metafóricamente sobre el movimiento y, se descubre sutilezas ocultas. El bailarín se humaniza y, esto siempre lo tuvo presente ella.
En el pasado; eran tiempos en los que yo toda vía confundía la timidez con el miedo. Estudie y viajé juntos a ella durante mucho tiempo. Me enseño la ética y la estética del arte, la danza española y el flamenco. Por espacio de cinco años viajé junto a ella. Tiempos terribles llenos de pobreza, donde viajamos en trenes paupérrimos y pensiones húmedas y tristes, pero llenos de afición y alegría. Nada importaba más que aprender el difícil mundo del arte flamenco. (Anécdota) Recuerdo que fuimos con el Ballet Español de Pilar López al Festival de Linares, con el rimbombante nombre de ‘Festivales de España’. Como eran las fiestas del pueblo, no había lugar donde dormir, todo estaba ocupado. Ahora todo se reserva con un año de anticipación, en esto si hemos mejorado. Todas las pensiones estaban ocupadas para los días de fiesta. Fuimos a la última pensión que conocía mi compañero Antonio Gades, y también estaban ocupadas las habitaciones de esta última pensión. Con el temor de no obtener ningún espacio para descansar después de los ensayos y más tarde la actuación, decidimos tomar lo que el dueño nos ofrecía. ¿Qué creen ustedes que nos ofreció? Una mesa de billar con una manta. Y ahí dormimos como troncos, mi compañero Gades y yo en nuestra noche de éxito. Mientras los profesionales del mundo del arte no se respeten a sí mismos y, abandonen las influencias cortesanas (políticas) no serán legitimados y respetados por sus compañeros del mundo artístico. Prefiero ser esclavo de mis palabras, que propietario de mi silencio. Para Dña, Pilar López. Mario Maya (Director- Coreógrafo) |