#miañoflamenco por Francis Marmol
Balance flamenco 2019
La ciudad y provincia siguen sin tener una oferta flamenca del tamaño que merece el crecimiento demográfico y turístico de la misma
Málaga sigue siendo una tierra de provisión para el flamenco. Y tristemente de emigrantes profesionales, fenómeno que sigue ocurriendo desgraciadamente. Pese a ello, la provincia vivió este año algunas noticias halagüeñas en lo artístico, y en lo organizativo de iniciativa privada, pero sigue asistiendo impertérrita a lo insustancial de su Bienal o al escaso apoyo que los artistas encuentran para proyectar sus propuestas en los ayuntamientos costasoleños que no se lo gastan en esta música.
Si tuviéramos que hacer un resumen de este 2019 habría que decir que el mayor acontecimiento flamenco del año fue su Bienal de Arte Flamenco en cuanto a presupuesto; se le suponen 250.000 euros que siguen siendo tirados a la basura por la escasa repercusión que este acontecimiento genera en sus paisanos, en los turistas y en los propios artistas, a los que reporta muy poco de todo. Todo por dos cuestiones básicas, no se localiza en un sólo pueblo/ciudad (podría rotar cada dos años ya que la Diputación es la que lo impulsa) y en el tiempo (no genera impulso turístico al estar dispersa en el calendario).
Con esto por delante, habría que destacar un par de espectáculos con sello malagueño de los celebrados; el estreno de Numen en Marbella por parte de la bailaora Carmen González y la clausura ‘Las cuatro esquinas del Perchel’ por Adrián Santana en el Teatro Cervantes. Meritorios ambos. Una vez más la bienal malagueña no dejó espacio para un espectáculo ex profeso y con protagonismo de sus principales representantes en el toque (Juan Requena, Paco Javier Jimeno, Antonio Soto o Chaparro de Málaga) y por lo menos incluyó, ya era hora, uno de Daniel Casares. Incomprensible sigue siendo que la premiadísima bailaora Rocío Molina siga desde 2010 sin ser llamada para estrenar en Málaga o pasear su nueva producción de turno. Y que el cante de gente como Bonela Hijo, Amparo Heredia, Simón Román o Genara Cortés sigan contando tan poco.
Al margen de la Bienal malagueña, alguna noticia positiva pasa por la eclosión de un nuevo tipo de evento flamenco fundamentado más en las nuevas formas de consumo cultural y en la expulsión del flamenco de los teatros institucionales, si no es ‘a taquilla’. ‘Archidona tiene nombre de mujer’ y el nuevo ‘Versos y jipíos’ han recuperado el pulso flamenco para Málaga. La cita que lidera José Luis Ortiz Nuevo desde su pueblo, centro también de la Biblioteca Flamenca de Andalucía, se asienta en el calendario flamenco malagueño tras tres ediciones y ya goza de tirón turístico y de público. Exposiciones, charlas didácticas, presentaciones de libros, cursos y actuaciones han disparado este evento que ya consigue un atractivo cartel por mor de lo moderno, social, entretenido y de fácil consumo (ninguna actuación superó las dos horas). Este año consiguió reunir en una conferencia musicada a La Tremendita y a Rocío Márquez, igual que gustó mucho el espectáculo de la bailaora Javiera de la Fuente o el de Juanjo Macías y La Choni. Carmen Linares sólo pudo dar medio del suyo por las inclemencias del tiempo. Pero todo en general salió a pedir de boca.
En cuanto a ‘Versos y jipíos’, la promotora Califasón Producciones encontró en La Cochera Cabaret de Málaga del actor Salva Reina y en Cervezas Alhambra unos buenos aliados para desde la iniciativa privada colocar a una sala como referente del flamenco más fresco. En actuaciones de menos de una hora artistas como Vicente Soto Sordera, Sandra Carrasco, José Valencia o Angelita Montoya introdujeron poetas cultos en clave jonda, lo que gustó mucho y acercó ya a algún escritor local y a profesores de literatura, por ejemplo. Además de muchos compañeros de profesión.
Desde Vélez Málaga siguen llevando la bandera del flamenco clásico y actual a lo más alto y su programa Flamenco Abierto sigue siendo un ejemplo de cómo desde lo público se pueden hacer programaciones atractivas y con gran respuesta de público.
Los viejos festivales de la provincia siguen a lo suyo, Casabermeja, Alhaurín de la Torre y Ojén no varían los formatos demasiado. Son largos y acaban semidesiertos pero como paga el vecino no hay problema. Sigue habiendo en ellos poca presencia de malagueños y ningún protagonismo para la guitarra solista.
José Valencia – foto: Paco Lobato
‘Versos y jipíos’Vicente Soto Sordera – foto: Paco Lobato
‘Versos y jipíos’
Desde la emblemática peña flamenca Juan Breva ven como la apuesta por valores consolidados del flamenco como los que convoca La Platería de Granada, con el mismo nombre y solera, les ha valido la Medalla de las Bellas Artes y desde hace un tiempo hay que valorar que al menos desde su céntrica ubicación sirve para darle alguna cabida a algunos artistas en ciernes y olvidados que estaban escasamente fogueados en su propia tierra. Este nuevo impulso, que podría ser mayor, se debe al promotor Paco Roji, que no decae en las propuestas pero poco más a su ya poca rejuvenecida directiva.
El Tablao Los Amayas (donde baila el gran Moisés Navarro) y la sala Cal y Canto siguen siendos los escasos lugares con programación periódica de flamenco y donde acuden los pocos artistas flamencos de Málaga que no se han decidido a irse de la ciudad. A lo que la mayoría se ven abocados.
Como novedades bibliográficas cabe destacar el importante libro sobre las malagueñas realizado por varios aficionados como Luis Soler, José Francisco Ortega Castejón, Rafael Ruiz y Antonio Gómez titulado ‘Malagueñas, creadores y estilos’, editado por la Universidad de Málaga y la de Murcia. En el capítulo discográfico el malagueño Miguel Astorga sacó su álbum debut titulado ‘Eterno presente’ donde se encuentra versiones de clásicos a tener en cuenta.
En cuanto a exposiciones de flamenco, el fotógrafo Paco Lobato realizó una personal en el Centro de Arte Contemporáneo de Vélez Málaga en este último trimestre y el artista visual Emmanuel Lafont y el que suscribe estas líneas llevaron su ‘Y Picasso recordaba el flamenco’ a la sala de exposiciones del Centro Andaluz de Flamenco de Jerez de la Frontera, donde continua expuesta.
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