¿Qué
es ‘Una noche en Torres Bermejas’? En apariencia es un disco
grabado en directo en este mítico tablao madrileño a finales
de los años sesenta, y con las estrellas flamencas del momento:
Camarón, Bambino, La Paquera … Eso en apariencia. Sin embargo,
profundizando un poco, comprobamos que en los créditos del disco
no se nos ofrece referencia alguna de cuándo, cómo y porqué
se llevó a cabo el registro. De hecho, no sólo falta la
fecha de grabación, también los nombres de los guitarristas.
Una primera audición nos confirma la sospecha: se trata de un falso
directo. Un recurso muy frecuente en la época, la de reeditar material
de estudio, previamente puesto en el mercado, como si se tratase de una
nueva interpretación en directo. Se hacía con estrellas
del rock y de la canción ligera. Y, como comprobamos en este curioso
disco, con el flamenco. La única novedad por tanto consiste en
el jaleo enlatado de un público ciertamente poco flamenco, bastante
apático respecto a lo que pasa en la escena (no hay jaleo propiamente
dicho sino en su acepción de ruido), y muy activo en lo que se
refiere al movimiento de vidrios. Un recurso con el que la Philips de
entonces (no sabemos exactamente qué entonces, como digo) trataba
de emular, sin coste económico alguno, los éxitos de sus
discos en directo, esta vez sí, en Los
Canasteros de Manolo Caracol o en El
Corral de la Morería, dos verdaderas joyas de la discografía
flamenca de ese monumento que es el catálogo de Philips. El recurso
se muestra tan falaz como ingenuo.
Esta reedición en CD, como digo, no nos da la fecha de la fechoría
original. Se trata de una reedición en CD de un vinilo de finales
de los sesenta. Que incluye, eso sí, un material gráfico
de primera con un jovencísimo Paco Cepero (que por cierto, no interviene
en el disco) entre otros. Para más extrañeza, el disco se
ofrece sin un mínimo texto de presentación, a diferencia
de lo que es norma en las reediciones flamencas de Universal de los últimos
tiempos. Parece que nadie se ha querido responsabilizar con su firma de
la ‘fechoría’.
Una curiosidad que dice mucho de las triquiñuelas de las discográficas,
tanto antes como ahora. Y es que, pese a que la piratería se presenta
como un invento reciente, siempre hubo exigencias y contingencias de mercado.
1. Que un torito bravo en su muerte – Camarón
de la Isla -tientos
2. Po rla tarde escuchando – Jarrito – serrano
3. Que dolor de mare mía – La Paquera de jerez – bulerias
4. Los anticuarios – El Chaleco – tanguillo
5. Dale con el 'e'. Álvaro de la Isla – bulerias
6. Toíta el agua del mar – Fosforito – cantiña
7. Bambino piccolino – canción
8. Si acaso muero – Camarón de la Isla – seguiriya
9. No le quites los hilvanes – Pepa de Utrera – alegrías
10. Frangancias de Punta umbría – La Paquera de Jerez – fandangos
de Huelva
Después de la primera impresión, paso a analizar el contenido
del disco, pues al fin y al cabo se trata de una recopilación,
otra más, de flamenco de altísima calidad.
De Camarón
se incluyen dos cortes de su primer LP, con el acompañamiento de
Paco de Lucía (una oportunidad desaprovechada, imagino que
por ignorancia, de poner en la carpeta del disco el nombre del artista
flamenco vivo más reputado y venerado internacionalmente). Dos
estilos gaditanos al ciento por cien, tientos y seguiriyas, con un jovencísimo
Camarón, pleno de condiciones vocales y sabiduría cantaora,
y un joven maestro de la guitarra (la grabación original es de
1969). De la Paquera
encontramos dos cantes, fandangos de Huelva y sus prodigiosas bulerías.
La grabación original es de 1957, en la tercera vez que La Paquera
entraba en el estudio, y la guitarra, no acreditada, es la de Manuel Morao.
Bambino nos ofrece, con Antonio Arenas, el tema que, en sus inicios, le
dio nombre artístico, ‘Bambino piccolino’; y Fosforito
cantiñas de 1956 con la guitarra olvidada del madrileño,
nacido en un pueblo de Burgos, Vargas Araceli.
Más curiosos son los cuatro cortes que completan la selección,
por tratarse de intérpretes cuya discografía, aunque interesante,
y en algún caso fundamental, está hoy completamente olvidada.
Entre estos últimos me quedo con un cantaor de San Roque, Jarrito.
Un intérprete fundamental de la llamada Etapa de Rehabilitación
(hoy Neoclasicismo), que intervino en algunos de los momentos claves del
periodo, como la famosa antología de Hispavox o el cuadro de Zambra,
y que hoy parece olvidado. Nos presenta aquí Jarrito, en esta rara
antología, una serrana, un cante raro, que puede ser considerado
como un precedente de la seguiriya flamenca. Roque Montoya Heredia, Jarrito
para el flamenco (San Roque, 1925-Marbella, 1995) cantó también
en El Corral de la Morería y en Torres Bermejas, en efecto, de
1961 hasta 1963, y, en una segunda etapa, en 1985. Ganó el concurso
de Jerez en 1962 y esta grabación da fe de su voz poderosa y sentimental.
Desafortunadamente para los que gozamos de su arte, el resto de su producción
(salvo los tres cantes incluidos en la mencionada antología de
Hispavox de 1954) está descatalogada, por lo que esta serrana es
poco menos que una joya.
Si de Jarrito tenemos constancia de la existencia de una serie de grabaciones
fundamentales y descatalogadas, de Chaleco sabemos que hizo verdaderamente
pocas. Por eso estos tanguillos son una curiosidad: para muchos la primera
oportunidad de escuchar a este intérprete que, además de
su militancia en Torres Bermejas, pasó por las compañías
de Antonio o La Chunga. Es exactamente el mismo perfil de Álvaro
de la Isla, cantaor de tablao y de compañía: y sus bulerías
mismamente una rareza. Completan la selección unas cantiñas
del Pinini a cargo de Pepa de Utrera, la prima de Fernanda y Bernarda,
que sí cuenta con un jaleo genuino.