Minimalismo sensual
JUAN VERGILLOS La vanguardia como vuelta a los orígenes. Suele ocurrir. La vanguardia como concepto de grupo flamenco, concepto exportable a fórmulas contemporáneas de festivales de «músicas del mundo», más cuando el fenómeno de festival flamenco tradicional (el que se impuso en los sesenta y setenta) hace tiempo que entró en crisis. Son de la Frontera es un grupo de flamenco que se mira en el pasado. En el legado de Diego del Gastor, que es lo mismo que decir en la guitarra decimonónica, la escuela de Paco de Lucena. Luego está la sorpresa tímbrica que es el tres cubano, que nos devuelve la memoria de la cuerda metálica pulsada, esa que, según Estébanez Calderón, acompañaba a romances y rondeñas en ‘Un baile en Triana’ («vihuela y dos mandolines … formaban lo principal de la orquesta»). Su disco de debut fue una de las grandes sorpresas flamencas de la temporada flamenca del 2004. A ello se suma, renovando las pretéritas ilusiones, ‘Cal’, que es el nombre de su última entrega.
Son de la Frontera está formado por Raúl Rodríguez al tres cubano, Paco de Amparo a la guitarra, Moi de Morón al cante, Pepe Torres al baile y al compás y Manuel Flores a las palmas. En ‘Cal’ encontramos las falsetas de Diego del Gastor y también los sones de Enrique el Mellizo y el taranto de Manuel Torre. Música tradicional fresca, recién alumbrada gracias a los arreglos de esta admirable banda. Y también nuevas composiciones, firmadas por Raúl Rodríguez y Paco de Amparo, tresero y guitarrista respectivamente de la agrupación. Si el volumen primero se articulaba en torno a los estilos más rítmicos, aquí encontramos la novedad del cante de levante, malagueñas y tarantos. Las cantiñas también se incorporan al repertorio de Son de la Frontera en esta obra, como homenaje al cantaor lebrijano Pinini. Y las sevillanas, en este caso firmadas por Antonio Amaya Flores, (apodado el Mellizo por serlo de su hermana Barbara, muerta al poco de nacer, hermano a su vez de Diego del Gastor y también guitarrista y cantaor) compositor o recreador, en este caso, de unas sevillanas morosas que nos recuerdan a unas seguidillas manchegas de escuela bolera ejecutadas a dúo por las cuerdas. Es por tanto un disco más reposado, más intimista en buena parte. Pero el grueso de la obra lo componen, una vez más, soleá y bulerías, estilo del que se nos ofrecen cinco toques: desde el moderno bolero americano a ritmo, dicho por Moi de Morón a la manera de su voz gruesa, poderosa, drástica, y a la forma tradicional de estos pagos que van de Morón a Utrera (Gaspar, Tomás, Bernarda, Perrate …); hasta la épica de la ‘Bulería de la cal’, tema que en la versión de Diego del Gastor sirvió de sintonía para la mítica serie ‘Rito y geografía del cante’, pasando por un toque en tono menor y la despedida, también buleaera, del disco que incluye la voz ‘a capella’ de Moi de Morón y los pies de Pepe Torres. Entre las nuevas composiciones figuran unas bulerías, firmadas por Paco de Amparo, soleá del amor y tanguillos. Son temas tan festeros como introspectivos y cuya polirritmia, contratiempos y particular tímbrica recuerdan en ocasiones las músicas africanas o las derivaciones americanas de las mismas. En especial la soleá, que me parece uno de los instrumentales flamencos más brillantes de los últimos tiempos, muy alejada de las fórmulas tradicionales pero con todo el sentido clásico de lo que provocará emociones pasado el tiempo como hoy. Evocativa y sensual, fácil y profunda. Minimalismo en el rasgueo y melodía como el arte de recrearse en cada nota, en lugar de pasar vertiginosamente sobre/de ella. Un disco pleno de vitalidad, directo, pero al mismo tiempo pulido, entrañable. Productos relacionados:
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Son de la Frontera. Homenaje Diego del Gastor
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