Sonia Martínez Pariente
Campo del Príncipe es el segundo disco del guitarrista Juan Habichuela. Un trabajo sugerente y atractivo de uno de los grandes del toque flamenco.
Sobresaliente guitarrista en el acompañamiento del cante, también demuestra su indiscutible sabiduría en los dos temas que interpreta en concierto: una zambra que abre el disco, homenaje a su principal maestro Juan Ovejilla guitarrista principal del Sacromonte Granadino, la tierra de Juan, cuyos aires siempre están presentes en su arte, y una farruca de Sabicas en honor al maestro, en un mano a mano con Carles Benavent.
El guitarrista ha elegido un inigualable elenco de cantaores de todas las generaciones para acompañarle en esta nueva aventura discográfica. Dos sagas dejan su huella: Rancapino y su hijo Alonso Nuñez y Enrique Morente y su hija Estrella. Rancapino ya participó en el anterior disco de Juan y de nuevo aporta su ronco e inigualable quejío por malagueñas. Su hijo presta la frescura de su prometedora voz por tangos. El dulce cante de Estrella se refleja en una vidalita, un tema bellísimo, que resulta conmovedor. Enrique y los Habichuela han tenido una trascendental colaboración dentro del panorama flamenco y de nuevo se refleja con Juan en unos tientos con ese aire innovador que siempre le infunde Enrique a todo lo que canta, también un toque de distinción lo aportan los teclados de José María Cortina.
Juventud y veteranía se siguen fundiendo en los tangos que canta Miguel Poveda con las melodías de la Repompa. Sus hijos Juan y Antonio Carmona y su sobrino José Miguel los ketama, también ponen su granito de arena a lo largo de este trabajo y con otro de los grupos destacados del flamenco pop la Barbería del Sur hace Juan una recreación de unos fandangos de Huelva. De especial intensidad es el tema en el que coinciden dos compañeros de batallas: Juan Habichuela y Juan Valderrama en unas añejas tarantas de el Frutos de Linares de extraordinaria flamencura. Para finalizar unas bulerías con los aires jerezanos de Juañares y Chelo Pantoja donde los nietos del patriarca le acompañan al cajón.
En definitiva un extraordinario trabajo donde hay donde elegir, une pureza y frescura y lo mejor del flamenco de hoy. No podría venir de la mano de otra figura que de Juan Habichuela, pues en su sabia guitarra pasado, presente y futuro del arte flamenco se funden de forma magistral.