Amoavé…recuerdo haber entrado hace años en algún laboratorio de entomología y observado la paciencia con que los técnicos a su cargo separaban, catalogaban, etiquetaban insectos de toda clase y ralea. Algunos de estos bichos eran parecidísimos, casi iguales a otros, distinguiéndose solamente por sus antenas más cortas o más largas, por tener los ojillos más arriba o más abajo…lo cual era suficiente para llevarse una etiqueta distinta a la del vecino…
Pa'empezar, ¿hay algo comprobable, realmente COMPROBABLE en el flamenco? ¿Existe acaso una objetividad a salvo de influencias de gustos, de localismos, de familia, de amistades o conveniencias de cualquier tipo? El «ese canta pa'crují los güesos» junto a «ese no sabe ni abrí la boca» aplicado al mismo cantaor o cantaora por diferentes “aficionados” tendrían que poner a pensar seriamente que están en juego muchos más elementos que, simplemente, reconocer cuando alguien hace bien un cante. El mismo aficionado puede variar pendularmente sus opiniones con más frecuencia de la imaginada, dependiendo de si el cantaor «s'a portao bien y m'a invitao unas gambitas»…o «ha sío un peasosieso, roneante, que ni m'a saludao ayé»…o dependiendo de factores y situaciones más serias, incluyendo asuntos como lugar de origen, familia, raza, trabajo… Esto no es de ahora, desde luego…los viejos flamencos son testigos. Los que quedan. ¿Existe acaso una objetividad a salvo de influencias de gustos, de localismos, de familia, de amistades o conveniencias de cualquier tipo? Menudencias… Por los años cincuenta nadie llamaba «palos» a los estilos flamencos. ¿Quién se inventa eso, cuándo y por qué? ¿Qué cara hubiera puesto Manuel Torre o Chacón a la pregunta de «Don Manué, ¿qué palo le dice a usté más»? Se usaban indistintamente los términos “soleares” y “soleá”, con bastante más frecuencia el primero de los dos. Ahora resulta que algunos entendíos llegan a mirar despreciativamente al que lo diga en plural, siendo además el cante que mayor variedad de estilos abarca. La caña tenía un «macho»; tenía su «macho» la serrana….pero ¿¿la soleá?? ¿¿la siguiriya?? ¿¿Las alegrías?? A este paso terminarán teniendo «macho» la malagueña y los tangos. Al parecer, todo cante que se distinga del que se está haciendo, por valiente o esforzado, constituye ya un «macho». Pos vaya. Pero güeno…como si todo esto tuviera importancia cuando uno mira por la noche hacia arriba, hacia esa cantidad de agujerillos que dejan pasar la luz del otro lao… No hay que olvidá que solamente se trata de una opinión personá… Arzapúa
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