‘Jaleos y tangos’ Vengo de mi Extramadura. Reseña

JUAN VERGILLOS

Para completar
un mapa de los estilos flamencos

Este libro aúna historia con investigación musicológica.
La historia porque busca lo orígenes de los dos estilos más
característicos del flamenco extremeño, tangos y jaleos,
lo que supone hablar de los orígenes de este arte ya que tangos
y jaleos se sitúan en el principio del cante y el baile que desde
mitad del siglo XIX se llama flamenco. El análisis musicológico
no sólo describe las formas de tangos y jaleos extremeños.
También indaga en la genealogía de dichos estilos básicos.

Dos estilos básicos en tanto que, ternario uno y binario el otro,
suponen las dos ramas principales de las que brotan el resto de géneros
flamencos. Al margen quedarían los fandangos y sus derivados que,
por su ritmo ternario, tienen también alguna relación con
los jaleos. Y las seguiriyas y los cantes sin guitarra, cuyo origen aún
está sin estudiar. De los tangos surgen tientos y marianas, y tal
vez los tanguillos. Sirven también de vehículo para la incorporación
al flamenco de los estilos americanos, con la excepción de las
guajiras. Y de los jaleos surgen, según señala Machado Álvarez
(‘Colección de cantes flamencos’, 1881) las soleares
y sus derivados, bulerías (que podemos considerar la forma contemporánea
de los primitivos jaleos) y cantiñas. Tenemos así un mapa
sólido y con fundamento histórico y musicológico
de los diferentes estilos del flamenco.

Jaleos
y Tangos. Vengo de mi Extremadura

Eulalia Pablo Lozano, Córdoba,
[Almuzara, 2006]

318 pp.

 

 

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Tras los primeros capítulos dedicados a la presencia de los gitanos
en tierras extremeñas, Eulalia Pablo se centra en los jaleos a
través de una investigación filológica que nos los
presenta, primero como la acción y efecto de jalear, (s. XVIII)
y luego como un baile (S. XIX). Un baile asociado a una geografía
tan concreta como Jerez. Como baile popular, local, exótico, se
incorporó en el siglo XIX al ballet romántico. De esta manera
el Jaleo (de Jerez) se interpreta en Europa, España y América
(La Habana, 1853 por vez primera), tanto por bailarinas vinculadas al
ballet europeo (Marie Guy-Stephan fue la más popular) como por
bailadoras boleras como La Campanera.

En el tránsito del Jaleo de Jerez, popular y estilizado, al jaleo
gitano, primero, y flamenco, más tarde, hallamos la clave de un
género musical y coreográfico nuevo llamado flamenco. La
vinculación del jaleo con lo gitano está atestiguada desde
principios del siglo XIX y se alimenta del gusto por lo exótico
propio de la escena española y europea de la época. Eulalia
Pablo sitúa el acta de nacimiento del primer baile flamenco del
jaleo en 1853, en los pies y las manos de Miracielos, a raíz de
una gacetilla incluida en una publicación de la época. Por
los mismos años baila el jaleo gitano La Campanera, que será
un poco más tarde la maestra del gitano Miracielos, considerado
por muchos el primer bailaor flamenco de la historia.

De la genealogía del jaleo pasa Pablo a su realidad actual como
cante y, en menor medida, baile, asociado a Extremadura, único
reducto contemporáneo del jaleo. Según Pablo, que sigue
a Hipólito Rossy, fue Carmen Amaya la responsable del rescate contemporáneo
del jaleo. Distingue la autora hasta cinco variantes musicales del jaleo.

Esta misma fórmula, genealogía y descripción musical,
la utiliza con el tango. Y, puesto que hablamos de otro estilo básico
del flamenco, su investigación, que como en el caso del jaleo,
se nutre de hallazgos ajenos (Navarro García, Ortiz Nuevo) y propios,
sirve también para acercarnos a los orígenes del género
flamenco.

Desde este punto de vista, tenemos que el tango es una más de
las muchas danzas afrocaribeñas importadas a España en los
siglos XVIII y XIX. De la calle pasa a la escena, en forma independiente
o como parte de zarzuelas y tonadillas, y a las academias, a los pliegos
de cordel, etc. Hablamos de testimonios de 1849 en adelante. Las primeras
noticias que asocian el tango a artistas flamencos (después de
relacionarlo con cantantes y bailarines académicos) corresponden
a Curro Dulce, El Mellizo, Frijones, El Piyayo, El Titi, … con lo
que ya contamos con una primera baraja geográfica de estilos flamencos
de tangos.

En la descripción musical del tango extremeño destaca
Pablo la influencia tonal y melódica del jaleo, así como
su vinculación con estribillos y fórmulas folclóricas,
con datos obtenidos de los cancioneros populares. En este sentido destaca
la autora la poderosa personalidad creadora de Porrinas de Badajoz al
incluir elementos de tipo folclórico, así como acentos portugueses,
en los tangos. Hasta diez estilos por tangos extremeños describe
Pablo en este libro.

La segunda parte del libro se centra en los aspectos biográficos
de los flamencos extremeños, empezando por el más popular
e influyente de todos ellos, el mencionado Porrinas de Badajoz.

La obra concluye con sendos capítulos dedicados al habla extremeña
y al estudio métrico y temático de las coplas flamencas
de los jaleos y tangos de Extremadura.

Jaleos y Tangos. Vengo de mi Extremadura
Eulalia Pablo Lozano

El baile flamenco. Una aproximación histórica

José Luis Navarro y Eulalia Pablo

   
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