Miguel Díaz
Nueve temas y nueve palos diferentes, desde la bulería de Jerez «Mesa de pino partía» o los aires más gaditanos de las alegrías «Murallas de Cádiz» a la sobriedad de las malagueñas del mellizo «Al molino» o la toná con la que se cierra el disco: «En candela viva», profunda y sincera, cuyo nombre capta la vocación cantaora de su autor.
Como la fragua en la que se forja el cante de Israel Paz «El Moñi», quien con poco más de veinte años edita este su primer disco y nos recuerda a un joven Miguel Poveda en «Viento del Este», aunque, ya que las comparaciones denigran más que azuzan a un cantaor nuevo dejemos el recuerdo en un eco, una remota sugerencia.
Es la de Moñi una voz apta para afrontar los cantes con exquisita jondura y que sabe adaptarse a los diversos palos, su torrente no se esconde ni reniega de sus orígenes y con la valentía que da un fandango nos confiesa quienes son sus maestros: Juan Talega, Manuel Torres y Mairena, el tronco más rancio del flamenco. A ellos dedica «A los maestros», el fandango del disco.
Que conoce la tradición no hay que indagar mucho para averiguarlo, su eco lo delata, pero disipamos cualquier duda cuando observamos que, excepto las sevillanas «En un corrillo de fiesta», todas las letras llevan su firma; eso sí, sirviéndose de los cantes populares. Populares pero intencionadamente escogidos, con la suficiente carga simbólica y vigencia como para que sigan transmitiéndonos hoy, cuando inauguramos un nuevo milenio.
No podemos pasar por alto que los temas se han grabado en directo «para expresar el calor y la entrega que no hay en un estudio», en palabras del propio Moñi, algo que nos dice más de su valentía y claridad de ideas.
Podríamos achacarle la sobriedad de la composición, pero la guitarra de Diego del Morao cumple a rajatabla su misión y, aunque la voz en ocasiones aparece desnuda en demasía, Moñi sabe arreglárselas sólo; las palmas y la percusión hacen el resto. No obstante, una mayor variedad instrumental le haría ganar en dinamismo, riqueza musical y le abriría a un público más amplio, porque capacidad de conectar tiene.
Aunque todo esto se puede dejar para más adelante, en este primer disco va de la mano de los clásicos, habrá que estar atentos a la evolución del cantaor madrileño aunque afincado en Sevilla, conocimientos y espíritu flamenco no hay duda que los tiene, además los transmite, pero ha de seguir labrando su personalidad y «traicionando a sus maestros» para permitir que siga naciendo el cantaor que es.