'Granizo sobre los cristales' – Reseña.

Documental sobre Carmen Amaya

 

Texto:Estela Zatania

En
2005 un nuevo e imprescindible documental sobre la vida y obra de Carmen
Amaya pasó casi desapercibido entre una serie de homenajes, reediciones
y otros productos que fueron sacados para conmemorar el cuadragésimo
aniversario de la desaparición de la legendaria bailaora.

Esta semana cuando hace 43 años desde aquella dolorosa pérdida,
es momento oportuno para tratar la película documental “Granizo
sobre los cristales” del director David Prats y basada en los recuerdos
de Diego Amaya, sobrino de Carmen que viajó durante años
con la compañía como un miembro más del numeroso
séquito. Una voz en off dice que Diego es el único testigo
de los hechos, pero en realidad, aún quedan muchos, y existe al
menos otro documental de la directora Jocelyn Ajami que reúne datos
complementarios con la ayuda de familiares de la bailaora y otros testigos
presenciales.

“Granizo sobre los cristales” está repleto de material
histórico, fotografías, secuencias de película y
alguna que otra entrevista, entre otras, con la veterana bailaora Antonia
Santiago “La Chana”, también catalana, con un estilo
similar a la Amaya, que destaca que antes que Carmen, no era típico
que una mujer bailara así. Como suele ocurrir con las figuras más
emblemáticas de una determinada especialidad, vemos estas imágenes
y es fácil pensar que Carmen Amaya no hizo nada que no han hecho
otras bailaoras. Pero ella fue el comienzo de aquella escuela, una manera
diferente de bailar para la mujer en una época cuando el feminismo
aún no se había inventado. No fue la primera mujer en bailar
con pantalón, pero sí, la más conocida.

Carmen
Amaya, «Granizo sobre los cristales»

Documental sobre la vida de Carmen Amaya dirigido
por David Prats.

Material audivisual aportadao por diego Amaya:

Locuciones: Cristina Collado, Rafael Rojas

Duración 43' – Betacam digital.

Formato PAL

Ficha
DVD – venta on-line

 

Con el fondo musical de la voz cruda de Carmen cantando, hay imágenes
de Barcelona a principios del siglo pasado, y del Somorrostro, el barrio
marginal donde vivió su niñez cuando el flamenco se vivía
día a día como en Triana, Santiago de Jerez o Santa María
de Cádiz. El montaje del documental logra ubicar el contexto histórico
de una época cuando todavía quedaba algún café
cantante en Barcelona, y el flamenco estaba a punto de emprender un imparable
viaje hacia su popularidad actual.

El puro nervio de su presencia, y esa mirada
entre feroz, seductora y poseída.

Se facilitan muchos datos biográficos de la bailaora, desde su
paso por la compañía de José Cepero, el Trío
Amaya con su tía y prima, el viaje a París con Raquel Meller,
Madrid, América del Sur y del Norte… Se incluyen generosos extractos
musicales de sus películas y el titular de un periódico
bonaerense refleja un sutil racismo que hoy en día no sería
aceptable: “Venciendo el miedo atávico al mar, la familia
gitana de Carmen Amaya llegó a Buenos Aires”.

Hay un magnífico segmento de un jovencísimo Sabicas, y
vemos a otros famosos de la época. Pero la gran estrella, la figura
que domina todo, siempre es Carmen. La fuerza y tensión de su diminuto
cuerpo, la espléndida colocación sin haber dado una clase
en su vida, las sacudidas de cabeza, las imposibles vueltas quebradas,
el puro nervio de su presencia y esa mirada entre feroz, seductora y poseída.

Parece ser la que inventó el peinado cuidadosamente dispuesto
para irse deshaciendo progresivamente en función de la intensidad
del baile, y tenemos que admirar su instintivo sentido coreográfico
siempre hacia lo flamenco – hasta una jota orquestada brilla con
su irresistible luz interna.

La chaquetilla bordada en oro y piedras preciosas que le fue regalada
por la Casa Blanca o la famosa historia de cómo la madre de Carmen
guisaba un puchero y hasta asaba sardinas en la suite del hotel Waldorf
Astoria de Nueva York son leyendas confirmadas por el sobrino que estuvo
allí, y escuchamos la voz de Antonio Mairena expresando la profunda
admiración que sentía por la bailaora: “El genio más
grande que ha dado el baile, una gitana de bandera, un embrujo, una sustancia,
un sabor, una nobleza…si me enamoré de esa personalidad,
más me enamoré de ese arte inimitable que no volverá
más”.

Más información:
Especial
Carmen Amaya

 


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