La reivindicación de la taranta
JUAN VERGILLOS
Encontrarnos con la taranta es encontrarnos con lo mejor de nosotros mismos. Con nuestro pasado y con nuestros ancestros. Con la tierra. Con el oriente andaluz. Es uno de los más sublimes, bellos, difíciles y trascendentales estilos flamencos. También sus derivados: minera, cartagenera, murciana, levantica. Esta reivindicación es el objetivo del Festival Internacional de las Minas de La Unión (Murcia) desde su primera edición en 1961, y es la filosofía que actualmente sigue sustentando el certamen. Luego está su mayor o menor capacidad para descubrir o dejar pasar nuevos valores, faceta en la que La Unión ha destacado siempre en positivo. Pero, como digo, esto no deja de ser un lindo efecto colateral. ¿Qué es la taranta? Descúbralo en usted mismo gracias a las sublimes interpretaciones incluidas en este doble DVD que resume las ediciones de 2003 a 2006 del festival. Me quedo con la excelsa taranta de Juan Campallo, segundo premio de guitarra en 2003. De esta misma edición destaca el barroquismo de Antonio Rey, Bordón Minero, que combina virtuosismo con sutileza. En 2003 Rubito hijo llegó a la final y cantó sólo la minera con la que obtuvo la Lámpara. En años sucesivos el premio mayor del festival se otorgaría al primer premio por mineras más otro primer premio por estilos mineros. Rubito, que es moreno, cantó a su estilo bronco y pétreo, con no pocas dudas de afinación. El cantaor más sutil de ese año fue a mi entender Guillermo Cano, que obtuvo premios por taranta y cartagenera. Cano cantó con la frescura del que es intérprete nato. También su cante está por tanto incluido en este doble DVD. El premio de baile fue para el estilo nervioso y racial de La Moneta, en competencia, entre otras, con una joven Rocío Molina.
En 2004 hubo varias sorpresas. Raúl Montesinos obtuvo la Lámpara al tercer intento. Fue uno de los premios más meritorios de los últimos años. De hecho el cantaor de La Puebla es un auténtico francotirador, un cazador solitario que fue tres veces a La Unión y las tres sin padrino. Guillermo Cano, el favorito en todas las quinielas, se ausentó voluntariamente de la final cuando se supo que no optaba a la Lámpara Minera, con polémica incluida. El jovencísimo Javier Conde obtuvo el Bordón Minero por velocidad apabullante. Y David Pérez el Desplante, en el comienzo de su maduración artística. El joven Pitingo, hoy estrella flamenca, estuvo en la final de 2004 para llevarse el premio de Jóvenes. Otros intérpretes destacados de ese año fueron Bonela hijo y el desaparecido Charico. 2005 fue un año trascendental para el certamen. Ganó la Lámpara Gema Jiménez, mi paisana. Rompía de esta manera una larga hegemonía de cantaores de La Puebla de Cazalla y rompía con un estilo luminoso, dulce, sentimental, menos duro que el de los ganadores de años anteriores. Estuvo muy bien en la minera y sublime en la taranta de Linares. El Desplante fue para el cordobés Daniel Navarro, muy superior a sus competidores, y el Bordón quedó desierto. Lo mejor de 2006 fue el estilo sutil, de tesitura alta, de Miguel de Tena, reivindicador del estilo de Vallejo. Tena obtuvo la Lámpara Minera en tanto que el Bordón se lo llevó el Niño de Brenes. Una bailaora canaria de formación tradicional, María Juncal, se alzó con el Desplante Minero 2006. Especial 47 edición Festival Internacional del Cante de las Minas |