Barrocos, excesivos. Con mucho de corazón y mucho de pose. Al fin y al cabo esto no deja de ser un circo. Más de lo mismo, cuando lo mismo es música vibrante, fresca, excepcional. Son varias las generaciones que crecimos a golpes de Led Zeppelin, Jethro Tull o los Rolling libertarios del ‘Exile on Main Street’. Por no hablar de Triana, Alameda e Imán. Todo esa memoria renace de sus cenizas nunca apagadas. Con la frescura de la calle y la plaza de hoy, y de los sonidos más nuestros. Más, esta vez sí, libertarios, verdaderos, humanos: flamenco se llama esta historia. La historia del corazón.
Elbicho VII (CD + DVD)
Contenido del DVD
1.- Latidos: Una razón + de la ciuda /Goteras / Terraza/ Condena.mov / Ropa tendía.
2.- Los Rokipankis: Rokipankis kasero/ Rokipankis de Enero/ Rokipankis de viaje
3.- Animarse / Desanimarse: El escorpión de Alcorcón/ El raro día que me dio por pensar.
4.- Entrañas (Making of)
5.- Silencio en la sala: La suite (directo Festival Rio Loco 2007 – Francia)/ La calle del gallo (directo Festival Rio Loco 2007)
6.- La niña de la cueva (directo 10 Derrame Rock – Asturias)
Estas son las razones. Nos deslumbraron y nos hicieron gozar:
-¿Cómo dices que se llaman?
elbicho.
El Bicho.
No, elbicho.
Oh, vaya. Qué excentricidad.
Más de lo mismo. ¿Te parece poco? Grandes melodías, buenos estribillos. Textos oscuros, algo pretenciosos también. Eso sí, dichos con el corazón en la garganta. Eso sí, fidelidad a uno mismo. Amplias texturas. Polifonías pop y rumberas. Contundencia rítmica. Versatilidad y virtuosismo instrumental. Coros femeninos chicheros. Ritmos contundentes y modulaciones express. El ordinal del título no se refiere al número de disco sino de año. Psicodelia de calle y de todo a cien (por hora). La rumba se hace funky o viceversa. El siete, los setenta, son también el sonido Philadelphia. Patillas y pastillas. Tanguillos serenos. Frenéticas bossas. En ocasiones la presencia flamenca es un ritmo amalgamado subterráneo, como en ‘De la Ciuda’.
Me gusta que algunos temas sean puros apuntes (como la cara b del ‘Abbey Road’) y otras largas extensiones (tipo Yes) en las que de golpe irrumpe la seguiriya en la guitarra de Iniesta. Variedad y libertad. Y órdago a la caprichosa industria achacosa. Claro que esto es un circo, no se puede perder de vista. Todo vale, aquí nada tiene desperdicio.
Como novedad, algún estribillo africano, como el de ‘Caminito’, que aporta variedad y convencional convergencia con las mal llamadas músicas del mundo.
Como novedad: un corazón menos dolorido, desengaños amorosos y existenciales, que en la entrega anterior. No falta el dolor que alimenta la banda en la voz y los textos de Miguel Campello. Mas parece más integrado. ‘Todas las noches’ es la más notable excepción a esta afirmación, y uno de las mejores entregas de este tercer disco de la banda que, sin llegar a la altura de sus egregios precedentes, nos convoca y nos desboca.