de Jesús I. Mateo y Fermín Seño. Fundación Fernando Villalón
UN NUEVO LIBRO DESGLOSA LA FIGURA DE DIEGO DEL GASTOR
Texto: Rubén Gutiérrez
El próximo año se celebra el primer centenario del nacimiento del que fuera gran guitarrista, Diego Amaya Flores, artísticamente conocido como Diego del Gastor. Con tal motivo, en la escena flamenca de Morón de la Frontera están preparando una serie de actividades conducentes a honrar la memoria del maestro del toque a cuerda pelá. No obstante, hace unos años, concretamente en 2.001, la localidad fronteriza organizó una exposición fotográfica que recogía diversos aspectos de la vida personal y artística de Diego del Gastor.
De este modo, Jesús I. Mateo y Fermín Seño han recopilado las instantáneas que se exhibieron en la muestra, y junto con otras más, son el germen del trabajo de estos jóvenes aficionados-investigadores, ambos con estudios universitarios en filología y periodismo respectivamente.Junto con la obra visual también se ha reconstruido una pequeña biografía sobre el tocaor originario de Arriate (Málaga), donde la contribución de los cabales moronenses como Antonio Cabrera, Antonio Torres, Manuel Pérez, Bernabé Coronado, Francisco Ayala o Alberto García Ulecía, unos de sus mayores valedores, nos brindan testimonios sobre la vida y obra del gran Diego.
De sobra es por todos conocido que los genios están hechos de una pasta especial, y Diego no iba a ser menos. Conservador del toque mas primitivo de la geografía andaluza, cuanto más árabe más gitano, como él afirmaba, se puede decir que nunca se dedicó a la guitarra profesionalmente, aunque vivió de ella, toda vez que sus salidas de Morón de la Frontera fueron muy escasas, aunque sí era frecuente verle por Lebrija, y Utrera, en especial en compañía de esas reinas llamadas Fernanda y Bernarda, como se puede comprobar en la serie Rito y Geografía del Cante. Muchos fueron los señoritos que pusieron a su disposición grandes sumas de dinero y cómodos coches de la época para que se trasladase a Sevilla, pero él siempre rehusaba, aunque era un gran admirador del toque del Niño Ricardo, con el que compartió varias veladas. Del libro se desprende que Diego era muy de Morón, y de los suyos. Si no le gustaba alguien de la reunión, sencillamente se marchaba.
‘Diego del Gastor’ Memoria y sentimiento flamenco.
JESÚS I. Mateo y FERMÍN SEÑO.
A pocos meses del comienzo del año dedicado a la celebración del Centenario del nacimiento de Diego del Gastor y dentro de la colección Morón, el Servicio de Publicaciones de la Fundación Fernando Villalón, presenta su cuarto título, «Diego del Gastor. Memoria y sentimiento flamenco», del que son autores dos estudiosos locales: Jesús I. Mateo y Fermín Seño.
Esta publicación recoge un gran número de comentarios aparecidos en otras publicaciones tales como la Revista Flamenca Cándil, o «El Gazpacho Andaluz» de Manuel Martín Martín. Es precisamente este festival veraniego de su localidad donde más se prodigó la figura de Diego, y el libro dedica un capítulo a recordarlo. Igual de trascendental en la vida de Diego fue la llegada del norteamericanoDonn Pohren a Morón. También podemos aprender un poco más de las actividades que se realizaban en la finca Espartero, que adquirió Pohren, la cual se convirtió en una especie de meca flamenca, gracias a los manuales que el estadounidense escribió, y que registraron gran número de ventas en su país de origen, las cuales ponen de manifiesto otra faceta del tocaor, su labor didaćtica. Diego siempre fue un hombre sencillo y humilde, nunca dudó en ofrecer su arte, pero sólo al que se acercaba a sus merindades.Le costaba abandonar la compañía de su Joselero y su familia, la cual hoy en día ha continuado perpetuando su memoria de la mano de sus sobrinos Juan, Diego, Paco y Agustín, además de la generación nueva a través de la formación Son de la Frontera, pues él murió sin descendencia.
Nos encontramos pues ante un buen manual sobre la figura de Diego del Gastor, aunque carezca de la profundidad de un estudio biográfico, pero que se ve enriquecido por el material gráfico, habiendo instantáneas que deben formar parte de la memoria gráfica del flamenco.