ARZAPÚA – OPINIÓN

LA COMPETENCIA EXCLUSIVA

Sabemos, porque desde niños lo hemos oído siempre, y lo aceptamos, que la paella se origina en Valencia (después nos hemos ido enterando que «paella» se le llama allí al continente y no al contenido), y que hay tanta variedad de ellas como pueblos y personas se dediquen a elaborar arroces con esa presentación singular, característica.

Hoy por hoy se cocinan paellas prácticamente en todas las ciudades del mundo. Paellas estupendas, mediocres o infumables, como sucede con todas las cosas. Pero en todas partes, por lo general, se reconoce a Valencia como su lugar de origen.

La pregunta es si no irá siendo hora de que Valencia proclame su privilegio: «COMPETENCIA EXCLUSIVA EN MATERIA DE CONOCIMIENTO, CONSERVACIÓN, INVESTIGACIÓN, FORMACIÓN, PROMOCIÓN Y DIFUSIÓN DE LA PAELLA». Porque, podría decir un valenciano, «vamos a ver…¿por qué recontracojinetes van a poder los andaluces tener una exclusiva sobre el flamenco y los valencianos no tenerla sobre la paella, eh?» Y quien habla de la paella lo mismo habla sobre ballet, sobre baloncesto o sobre misiles atómicos…

Es indudable, y está comprobado hasta la saciedad, que los seres humanos tenemos una enorme facilidad para hacer el ridículo. Esto no es tan malo cuando se limita a ser algo individual, ejercido con esa libertad personal de que tanto nos gusta cacarear. Se convierte en grotesco y grosero cuando, estando en la posición de “altos mandos” o “del que toma decisiones» (para estar al día y políticamente correcto), se quiere hacer ver que todo un país, o una región, o una provincia, o un pueblo entero piensa o decide lo que únicamente él (y sus aplaudidores, que nunca faltan) ha lucubrado y está tratando, mediante el socorrido embudo, de administrar al resto del mundo.

El flamenco, como el ballet, como el fútbol, como la paella, ha salido hace mucho de su cuna y no necesita pasaporte ni acta de nacimiento.

Lo fácil, lo sencillo, sería ponernos a enumerar aquí la inacabable lista de artistas no-andaluces que han dado «lustre y esplendor» al mundo flamenco. Por otro lado, sería absurdo intentar siquiera negar el origen de este arte espléndido y todo eso del triángulo, círculo o hexágono – dependiendo de quien opine o sentencie sobre la materia – que fue testigo de su alumbramiento. Pero, ponernos en este plan…¿¿ahora, en el año 2006 yendo para el 2007?? ¿Cuando en Japón hay más academias para guitarra y baile flamenco que en toda España? ¿Cuando en USA, Francia, México, Perú, Chile, Argentina, etc., encontramos excelentes artistas flamencos que, muchas de las veces, miran y tratan con más respeto y amor lo que hacen que los mismos artistas andaluces?

El flamenco, como el ballet, como el fútbol, como la paella, ha salido hace mucho de su cuna y no necesita pasaporte ni acta de nacimiento. Su único pasaporte debería ser bailar bien, tocar bien, cantar bien. Es verdad que el cante, como sucede con el blues norteamericano, por ejemplo, requiere de un aliño, de un sabor que se sigue dando, casi exclusivamente, en ciertas zonas, por lo que es indispensable irse un tiempo, o mejor aún, residir, en dichas zonas hasta asimilar, a través de la piel, del paladar, del tacto, del olor, del vino, de la risa, las especias que van a dar ese gustito a Jerez, Utrera o Triana, lo mismo que a Tennesee, Tokio o Toronto.

Francia inventa el ballet pero son los rusos quienes lo llevan a las más altas cumbres, sin olvidar que Inglaterra y Cuba destacan también de forma notable. ¿Se imagina alguien leyendo la noticia de que Francia proclama una «Competencia exclusiva bla bla bla” sobre el ballet, a estas alturas? ¿O que USA la proclama sobre el baloncesto? ¿O Inglaterra sobre el boxeo? Y claro, todos los cantantes de ópera son de Italia…excepto los que no son…

Señores, un poco más de seriedá, por favó… Nadie se molestará porque hagáis el ridi en familia, o entre los amigos. Resultaréis hasta simpáticos de esa manera, os darán palmaditas en la espalda y todo. Del otro modo, al erigirse en «autoridades que deciden lo que piensa una región», y llegando a conclusiones tan cenutrias, solamente lográis romper las pelotas de todo bicho pensante (y amante del flamenco) que vivimos en dicha región, amén de los cientos de miles que viven afuera.

Claro que lo anterior es solamente una opinión personá, como siempre, por lo que no hay qu’echarle la curpa ar jefe ni a la empresa. En er fondo, esto es como las lentejas, coño…

Arzapúa

 


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